Diversas voces en el Partido Laborista británico llamaron a ocupar un espacio político más centrado tras el fracaso en las elecciones generales y la dimisión del líder de la formación, Ed Miliband.
Los primeros análisis internos en el partido tras quedar relegados a otros cinco años en la oposición culpan de la derrota en las urnas a un exceso de celo por parte de Miliband en defender reformas sociales y haber descuidado transmitir la capacidad del laborismo para dirigir la economía.
También se han abierto paso voces que piden que se reduzca la dependencia de la formación respecto a los sindicatos, cuya influencia resultó clave para que Miliband, escorado a la izquierda y apodado Red Ed por los tabloides (Ed el rojo), se impusiera en 2010 como líder a su hermano David, más cercano a la Tercera Vía del ex primer ministro Tony Blair.
El jefe del Gobierno británico entre 1997 y 2007 salió hoy precisamente a la palestra para señalar en un artículo publicado en el diario The Observer que el laborismo debe buscar un nuevo espacio más allá de las "fronteras de la izquierda y la derecha tradicionales".
Ante el desastre electoral que ha dejado al partido con 232 escaños en la Cámara de los Comunes, frente a una mayoría absoluta de los conservadores, con 331 asientos, se ha abierto el proceso para establecer un nuevo liderazgo.
Los primeros en mover ficha han sido dirigentes que comulgan con la corriente hacia el centro que parece dominar en el partido tras los comicios.
Chuka Umunna, de 36 años y padre nigeriano, parlamentario desde 2010, confirmó que quiere jugar un papel central en la reforma del partido y coincidió esta mañana en una entrevista en la BBC con diversos de los argumentos que apuntaba Blair en The Observer.
"Somos laboristas porque apoyamos a los trabajadores, pero no podemos defenderlos si no nos dirigimos también a la gente que crea esos puestos de trabajo", sostuvo Umunna, que ha ejercido de portavoz de Negocios en la última legislatura.
Antes de que esta semana se reúna la dirección del partido y se aclaren los detalles del proceso para elegir a un nuevo líder, Liz Kendall, de 43 años, portavoz de Salud y representante del ala más centrada de la formación, también ha adelantado que está considerando presentarse para suceder a Miliband.
"Creo que perdimos porque la gente no confió en nosotros en materia económica. Pensaron que no entendemos su forma de vivir, ni compartimos sus valores y aspiraciones", dijo Kendall al diario The Sunday Times.
Si Kendall cumple su ambición se convertiría en la primera mujer al frente del Partido Laborista, algo a lo que también podría aspirar Yvette Cooper, portavoz de Interior.
Cooper, de 46, es uno de los altos cargos más respetados en la formación, con fama de solidez en la solución de los problemas más espinosos, si bien su cercanía con la dirección caída en desgracia -es esposa de Ed Balls, que veía cerca convertirse en ministro de Economía pero ha quedado fuera del Parlamento-, podría jugar en su contra.
En la misma tesitura se encuentra Andy Burnham, exministo de Sanidad en el Gobierno del primer ministro Gordon Brown, de 45 años, que cuenta con un amplio respaldo por parte de los sindicatos pero que podría ver frenado su avance al ser considerado un candidato continuista.
El inesperado resultado de los comicios en el Reino Unido, que abrieron un segundo mandato para Cameron con una mayoría clara cuando todas las encuestas habían pronosticado un resultado ajustado, ha provocado asimismo una crisis interna en el Partido Liberaldemócrata.
Los hasta ahora socios de Cameron en el Ejecutivo han pasado de 57 escaños a tan solo 8, y su líder, Nick Clegg, ha renunciado a seguir al frente de la formación.
Por las normas de la formación, los aspirantes a sustituirle necesitan el apoyo del 10% de los diputados liberaldemócratas para competir por el liderazgo, una condición que tras la debacle en las urnas se traduce, paradójicamente, en que cada candidato requiere el apoyo de menos de un parlamentario.
Tim Farron, presidente del partido entre 2011 y 2014, considerado un representante del ala izquierda del partido, está entre los posibles aspirantes, lo mismo que Norman Lamb, visto como un candidato continuista, y Alistair Carmichael, hasta ahora ministro para Escocia.