El presidente de EE.UU., Donald Trump, empieza su primera gira internacional, en medio de una grave crisis marcada por la investigación de los supuestos lazos con Rusia y el reciente despido del jefe del FBI. Primero en los medios y después entre los políticos, ya hay quien ha pedido que se le haga un impeachment. La medida, que nunca ha tenido éxito en EEUU, ocasionaría un terremoto político y obligaría a una fuerte división entre los republicanos.
Según la CNN, los abogados de la Casa Blanca empezaron esta semana a preparar el terreno para un proceso de destitución del presidente, conocido en Estados Unidos como "impeachment", aunque es una posibilidad que todavía ven remota.
El inicio del juicio político depende de un voto mayoritario en la Cámara de Representantes, que está dominada cómodamente por los republicanos y que por ahora siguen fieles a su presidente, Donald Trump, a pesar de las investigaciones que acechan sus primeros meses en la Casa Blanca.
Según la cadena estadounidense, que cita a dos personas con conocimiento directo de estas consultas legales, Trump está convencido de que conserva la confianza de los republicanos.
Pese a eso, los abogados de la Casa Blanca consultaron esta semana con expertos en "impeachment" para conocer mejor cómo funcionaría ese eventual proceso.
Los acontecimientos se precipitaron con el fulminante despido la semana pasada del director del FBI, James Comey, que lideraba la investigación sobre los intentos rusos de perjudicar a la demócrata Hillary Clinton en las elecciones, algo que Trump quiere que se deje de lado.
El nuevo desencadenante de las peticiones de destitución de varios legisladores demócratas han sido las noticias de que las notas del exdirector del FBI indican que Trump le pidió olvidarse de la investigación al exasesor presidencial Michael Flynn, uno de los más expuestos por sus relaciones con representantes del Kremlin.
Esa es hasta ahora la evidencia más sólida de la acusación de "obstrucción a la Justicia", un cargo que estuvo detrás del intento de juicio político contra Bill Clinton (1993-2001) y de la dimisión de Richard Nixon (1969-1974), que abandonó la Casa Blanca ante la certeza de enfrentarse a un proceso de este tipo.
VOCES DEMOCRATAS HABLAN YA DEL PROCESO
Algunos demócratas ya hablan abiertamente de buscar el inicio del proceso de destitución desde el despido la semana pasada del hasta entonces director del FBI, James Comey, que lideraba la pesquisa sobre los presuntos nexos de la campaña de Trump con el Kremlin.
"El país debe darse cuenta que la gravedad de la conducta (del presidente) sea tal que el presidente no puede seguir al cargo. No puede percibirse (el 'impeachment') como un esfuerzo para anular las elecciones por otros medios", apuntaba este miércoles el congresista demócrata Adam Schiff en una entrevista radiofónica.
Tanto legisladores demócratas como republicanos han llamado a la cautela y han repetido el mantra de "veamos a dónde nos llevan los hechos" al hablar del arriesgado proceso de destitución, iniciado en dos ocasiones en la historia del país y nunca culminado con éxito.
Las bases para abordar un posible juicio político se han consolidado con el nombramiento este miércoles del reputado exdirector del FBI Robert Mueller como fiscal especial independiente para la investigación sobre la injerencia rusa, un actor clave en un posible proceso de destitución contra el presidente.
Mueller tendrá el poder de imputar, emitir órdenes para obtener pruebas o interrogar testigos, una labor que fue crucial durante el escándalo del "Watergate" que puso fin a la presidencia de Nixon.
No obstante, el inicio del juicio político depende de la Cámara de Representantes, dominada por los republicanos, y solo puede culminar con la salida forzada del jefe de Gobierno con el voto de dos tercios del Senado, otra cámara con mayoría conservadora y donde el umbral de los dos tercios es una gesta casi imposible.
Por ahora, solo un congresista republicano, Justin Amash, de Michigan, se ha mostrado abierto a la posibilidad de apoyar un proceso de destitución de Trump si se demuestra que presionó a Comey para poner fin a la investigación sobre Flynn.
Una vez abierto el juicio político por el voto mayoritario de la Cámara Baja, que culmine con la salida forzada del jefe de Gobierno requiere el voto de dos tercios del Senado, que ahora también está controlado por una mayoría conservadora.
El Congreso inició pero nunca culminó el "impeachment" de los presidentes Andrew Johnson (1865-1869) y Bill Clinton (1993-2001), mientras que la posibilidad del juicio político forzó la dimisión de Richard Nixon en 1974.