Al menos 11 personas murieron hoy y medio centenar resultaron heridas en una doble explosión ocurrida en una zona comercial de la sureña ciudad de Hyderabad, en el primer gran atentado terrorista en la India desde finales de 2011. Las explosiones se produjeron con un intervalo de cinco minutos, hacia las 19.00 hora local (13.30 GMT), junto a dos cines en el barrio de Dilsukhnagar, donde se encuentra un mercado de frutas y verduras y que está situado a unos 15 kilómetros del centro de Hyderabad, una ciudad de siete millones de habitantes.
Según los medios locales, las bombas estaban colocadas en dos bicicletas ubicadas en los alrededores de dos cines, separados por unos 100 metros de distancia.
"Una bomba mató a ocho personas, mientras que la otra mató a tres", afirmó el ministro indio del Interior, Sushilkumar Shinde, quien añadió que es posible que el número de víctimas mortales ascienda en las próximas horas.
Un portavoz policial de Hyderabad, Ashfaq Khan, situó el número de fallecidos confirmados en siete, aunque agregó que según informaciones no corroboradas la cifra de víctimas mortales podría ser de 15.
"No podemos decir qué grupo está detrás de este atentado en estos momentos. Hemos iniciado una investigación para esclarecerlo", dijo la fuente.
Ninguna organización ha reivindicado todavía la acción, que ha llevado a las autoridades indias a decretar el estado de alerta en las principales ciudades del país, como Nueva Delhi y Bombay.
El ministro del Interior calificó las explosiones como un ataque terrorista llevado a cabo por un "grupo bien entrenado" que pretendía causar el mayor número de víctimas con la doble bomba, recogió la cadena NDTV.
Shinde señaló que las autoridades habían recibido alertas de las agencias de inteligencia sobre posibles ataques en las últimas 48 horas, pero ninguna relativa a Hyderabad. "Se trata de un atentado cobarde y los culpables no quedarán sin castigo", anunció la oficina del primer ministro, Manmohan Singh, a través de la red de comunicación social Twitter, que pidió que la población mantenga la calma.
El Gobierno central ha aprobado indemnizaciones para las víctimas, con casi 2.800 euros para las familias de los fallecidos y 700 para los heridos.
Las televisiones indias mostraron imágenes en las que se podía apreciar un gran caos en la zona del atentado, y se veían motocicletas destrozadas y la fachada de un edificio muy afectada por la onda expansiva.
En 2007 dos explosiones casi simultáneas dejaron 42 muertos en el peor atentado de la historia en Hyderabad, cuya población es musulmana en un 41 %, y la policía desactivó 19 explosivos en las horas posteriores.
La populosa Hyderabad, capital del estado meridional de Andhra Pradesh, es uno de los centros de la industria informática del país asiático, junto con la cercana Bangalore.
La India suele ser escenario de atentados terroristas, principalmente cometidos por grupos radicales islámicos, aunque también por hindúes y organizaciones de otro corte, como la guerrilla maoísta en las zonas rurales o independentistas en el noreste tribal.
El último gran atentado se produjo en septiembre de 2011 en Nueva Delhi y costó la vida a 11 personas en el Tribunal Superior de la capital, y el anterior ataque de envergadura, que causó una veintena de fallecidos, había ocurrido dos meses antes en Bombay.
El pasado día 9 las autoridades indias ejecutaron al cachemir Afzal Guru, acusado de participar en un ataque al Parlamento indio en 2001, y desde entonces algunos grupos armados han amenazado con perpetrar atentados.
Tras la ejecución de Guru, el Gobierno indio impuso durante casi una semana el toque de queda en la parte de Cachemira bajo su control ante las protestas callejeras, que dejaron dos muertos en esta región que la India y Pakistán se disputan desde la independencia del Imperio Británico, en 1947.