Se cumplen cinco años desde que Barack Hussein Obama jura como el 44 presidente de Estados Unidos, el primer afroamericano de la historia en llegar al cargo. Venció en las urnas al republicano John McCain. Le sacó una ventaja de diez millones de votos, con la promesa de cambio y esperanza.
Pero algunos de sus logros se han cumplido a medias, como la reforma sanitaria, un recuperación económica más lenta de lo esperado, y otros están aún pendientes, como el cierre de Guantánamo. Y para colmo del presidente, su popularidad entre el pueblo americano, se desploma, a pesar de que durante su mandato acabara con el enemigo público de número 1 de los EEUU, Bin Laden, tras diez años en fuga desde los ataques del 11-S. Si nadie discute a Obama el mérito de haber decidido esa acción, su rápida proclamación de que Al Qaida estaba ya de rodillas, se le ha vuelto en contra, tras el resurgimiento terrorista en Africa y su presencia en Siria e Irak.
Más de la mitad de los estadounidenses rechazan ahora la gestión del presidente afroamericano. Ahora, las escuchas que en todo el mundo realiza la Agencia Nacional de Seguridad le ponen en la diana de las relaciones diplomáticas.
Hoy analizamos el mandato de Obama y las influencias de su política en nuestro país.