La crisis siria se está contagiando al vecino Líbano, un país que vive en un fragil equilibrio político y religioso. En Trípoli, la segunda ciudad del país, partidarios y detractores del dictador sirio Bachar al Asad se enfrentan a tiros. Hay ya al menos 14 muertos. El Gobierno libanés ha desplegado a las fuerzas del orden en la ciudad septentrional de Trípoli, donde los enfrentamientos entre partidarios y detractores del régimen sirio han causado al menos 14 muertos en los últimos dos días, indicaron medios locales.
Varias cadenas de televisión informaron de los movimientos del Ejército y la Policía para evitar nuevos choques, al tiempo que mostraron imágenes de la retirada de los vecinos de los barrios enfrentados, donde reina actualmente una tensa calma.
Los enfrentamientos comenzaron el pasado viernes entre los habitantes de las zonas de Bab el Tabaneh, de mayoría suní, y los de Yabal Mohsen, de predominio alauí (chií), confesión a la que pertenece el presidente sirio, Bachar al Asad.
Los altercados han continuado desde entonces y anoche se extendieron a otros barrios de la ciudad, escenario de violencia en los últimos meses como consecuencia de la crisis siria.
En mayo pasado, al manos diez personas murieron y un centenar resultó herido en enfrentamientos entre los vecinos de los citados barrios.
El conflicto sirio ha profundizado la división entre los libaneses, de los que una parte, encabezados por el grupo chií Hizbulá, apoya al régimen de Damasco, mientras que la otra respalda la revuelta popular iniciada a mediados de marzo de 2011.