Los médicos de Bolivia cumplieron hoy un mes de huelga en un enfrentamiento con el Gobierno de Evo Morales que lejos de ver el final parece recrudecerse, en un conflicto que pone en jaque la asistencia miles de pacientes en todo el país.
Los choques entre Policía antidisturbios y manifestantes que apoyan el paro se repitieron esta jornada en La Paz, capital administrativa del país, pese al llamado del Gobierno para que los médicos cesen su protesta por razones "humanitarias" ante lo que ya califica de una "emergencia" en la sanidad boliviana.
El detonante del conflicto fue la inclusión en el nuevo Código Penal del país de un artículo que castiga incluso con la cárcel la mala praxis médica, unido a un decreto gubernativo para fiscalizar la sanidad pública.
En medio, según datos del propio Ejecutivo, al menos 8.000 intervenciones quirúrgicas y más de medio millón de consultas suspendidas, en un país de unos once millones de habitantes.
Mientras se suceden denuncias de enfermos con casos dramáticos, que no pueden esperar a que se resuelva lo que Naciones Unidas en Bolivia ha definido como una crisis sanitaria nacional.
Los huelguistas advierten de que solo cesarán si el presidente los recibe con ánimo dialogante, pero la respuesta de Evo Morales, ausente de La Paz para asistir durante esta jornada a un acto en el centro del país, parece lejos de cualquier acercamiento.
"Cuestionar el artículo 205 del código significa ser confesos en negligencia médica", sentenció el mandatario.
Morales fue categórico: "el médico responsable en la atención no tiene por qué preocuparse, pero hay médicos que se hacen pasar por médicos para hacer daño a la vida. No pueden defender eso".
Una postura reflejo de la "tozudez" del Gobierno, declaró a Efe el galeno Pablo Sotelo, que apoya a los huelguistas en La Paz, donde no deja de llegar gente a unos hospitales prácticamente vacíos en los que apenas atiende el servicio de emergencias.
Algunos compañeros protagonizan huelgas de hambre en los propios hospitales, mientras otros han renunciado a puestos directivos en centros sanitarios.
Los médicos han ganado apoyos de otros profesionales, no solo afines como los farmacéuticos sino incluso desde ámbitos como la abogacía o los ingenieros, y hasta de compañeros de otros países como Brasil o Paraguay.
El Gobierno ha respondido anunciando que no pagará los días no trabajados y que habrá despidos, además de organizar "ferias de salud" en la calle para atender a la población, en parte con médicos traídos de otros países, con un marcado acento caribeño.
Sin que se vea una salida, pese a que se esperaba un gesto de alguna de las partes al llegar la Navidad, las movilizaciones se extienden por el país, con marchas numerosas en ciudades como la capital constitucional, Sucre, o la económica, Santa Cruz.
En La Paz, las protestas que días atrás se sucedían ruidosas pero pacíficas, tornaron desde el jueves en disturbios.
Al lanzamiento de canicas, piedras, petardos y otros objetos a la Policía, ésta responde con pelotas de goma, gases lacrimógenos y detenidos.
Los llamamientos de ambas partes a dialogar se repiten a diario, sin atisbo alguno de fructificar, pese a los ruegos de entidades como la Iglesia católica y asociaciones pro derechos humanos.