El represor Jorge Rafael Videla, primer presidente de la última dictadura argentina (1976-1983), recibió la máxima pena en un histórico juicio que afrontó junto a otros 29 acusados por las vejaciones cometidas durante el régimen de facto. En conjunto, el Tribunal Oral Federal 1 de Córdoba dictó cadena perpetua para 16 acusados -entre ellos Luciano Benjamín Menéndez-, penas de entre 6 y 14 años a siete, absolvió a otros siete y determinó que los condenados ingresen en prisiones comunes, salvo en cuatro casos pendientes de informes médicos.
Videla, de 85 años, escuchó impasible el veredicto del tribunal, su primera condena a cadena perpetua desde el Juicio a las Juntas Militares de 1985.
La sentencia fue recibida con júbilo por víctimas, familiares y miembros de organismos humanitarios reunidos en el juzgado, que estallaron en gritos de "asesinos, asesinos" cuando el juez concluyó la lectura del veredicto, celebrado también por más de un centenar de personas en la sede de la Secretaría de Derechos Humanos de Argentina, en Buenos Aires.
La condena de Videla atiende la solicitud de la acusación particular y del fiscal, que señaló al dictador como "máximo responsable" de la confección de un plan sistemático "para eliminar opositores" durante el régimen militar.
Videla, de 85 años, Menéndez, de 83, y el resto de los acusados fueron llevados a juicio por el asesinato de 31 presos de la Unidad Penitenciaria San Martín de Córdoba, conocida como UP1, y por los secuestros y torturas en 1976 de seis víctimas señaladas por el régimen como "infiltrados de organizaciones revolucionarias".
Durante el proceso oral, por el que desfilaron más de un centenar de testigos, se escucharon crudos relatos de la represión que el dictador justificó este martes, en su alegato final.
Videla insistió en su declaración de ayer en que los militares libraron "una guerra justa" contra "terroristas" que buscaban "la destrucción de bienes materiales o de personas" y pretendían instalar en Argentina un régimen marxista leninista.
Reclamó, además, "el honor de la victoria" frente a la guerrilla y remarcó que asume "todas sus responsabilidades" como jefe del Estado, cargo que ocupó entre 1976 y 1980.
En la dictadura, que dejó 30.000 desaparecidos, "se llegó a situaciones límites con actos que rayan en el horror, que merecen ser comprendidos en el marco de un conflicto bélico interno", justificó Videla, actualmente arrestado en la cárcel de Bouwer, en las afueras de Córdoba.
Organismos de Derechos Humanos confían en que el represor sea trasladado en breve a una cárcel común de Buenos Aires, donde tendría que esperar el próximo juicio en su contra, que se celebrará en Santiago del Estero (norte), por el asesinato de un estudiante en 1976.
En 1985, dos años después del restablecimiento de la democracia, Videla fue condenado a reclusión perpetua en el Juicio a las Juntas, aunque en 1990 fue indultado por el entonces presidente, Carlos Menem.
En 1998 regresó a la cárcel por orden de un juez que consideró la apropiación indebida de menores como delito de lesa humanidad, pero inmediatamente se benefició del arresto domiciliario.
En 2006 otro juez anuló su indulto y dos años después revocó su prisión domiciliaria, lo que permitió su traslado a la prisión militar de Campo de Mayo.
La batalla judicial sobre su situación concluyó definitivamente en abril pasado, cuando la Corte Suprema declaró inconstitucional el indulto concedido por Menem.
Menéndez, otro de los símbolos de la represión, suma con la de hoy cinco condenas a prisión perpetua por secuestros, torturas y homicidios perpetrados en distintos puntos del país.