Putin llama a Ucrania a cambiar su modelo de Estado para frenar la guerra

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El presidente ruso, Vladímir Putin, instó hoy a Ucrania a abrir urgentes negociaciones para cambiar su modelo de Estado y frenar así la guerra, en un claro intento de arrancar mayores competencias para el este rusohablante.

"Hay que proceder de inmediato a abrir negociaciones sustanciales, pero no sobre temas técnicos, sino sobre cuestiones de la organización política de la sociedad y el modelo de Estado en el sureste de Ucrania", aseguró Putin en declaraciones a la televisión pública.

El objetivo de esas negociaciones sería, "sin lugar a dudas, garantizar los derechos legales de la gente que allí vive", en alusión a la mayoría rusohablante que puebla las regiones de Donetsk y Lugansk, principales plazas fuertes rebeldes.

Aunque Putin no lo mencionó, Rusia aboga insistentemente por convertir a Ucrania en una federación en la que las regiones dispongan de competencias en materia presupuestaria y lingüística, además de elegir directamente a sus gobernadores.

Curiosamente, poco después de que se emitiera la entrevista, el Kremlin matizó que el presidente se refería no a la independencia del sureste de Ucrania, sino al inicio de un diálogo nacional sobre el modelo territorial y de Estado del país vecino.

Al respecto, Poroshenko ha insistido en varias ocasiones que Ucrania nunca será una federación y que la población del este del país podrá educar a sus hijos en lengua rusa, pero que ésta no será acuñada por segundo idioma oficial en la Constitución.

Antes incluso de la sublevación armada en el este, el Kremlin propuso a Occidente una hoja de ruta sobre la federalización de Ucrania, aduciendo que un país donde el este y el oeste hablan idiomas diferentes, tiene economías dispares y honran a distintos héroes no puede ser un Estado unitario.

Es la teoría de "Las dos Ucranias": el este industrial, minero, próspero y prorruso; y el oeste rural, agrícola, nacionalista y prooccidental.

Según el plan ruso, Ucrania pasaría a ser un estado federal a través de un referéndum, tras lo que las regiones dispondrían incluso de amplias competencias para entablar relaciones económicas con otros países.

"Por alguna razón, nuestros socios ucranianos le tienen miedo a la federalización. Esa es su elección. Nosotros, en ningún caso, interferiremos. Pero en el mundo hay muchos países federales", señaló esta semana Putin.

Y citó a Estados Unidos, Alemania y Brasil entre esos países cuyo ejemplo debe emular Ucrania.

"El sentido es dar la posibilidad de vivir una vida plena a la gente que vive en diferentes territorios y que tiene particularidades notables", precisó.

Ucrania teme que la federalización del país sea el primer paso para la desintegración, más aún cuando fue Putin quien mencionó por vez primera a mediados de abril el concepto de Novorrosía, territorio que incluiría a seis regiones ucranianas (Járkov, Donetsk, Lugansk, Jersón, Odessa y Nikoláyevsk).

Según Putin, esas regiones pertenecían al imperio zarista hasta que en la década de 1920 las autoridades soviéticas las cedieron a Ucrania, hecho histórico que es muy del gusto de los separatistas prorrusos.

"En mi opinión, el pueblo ruso y el ucraniano son prácticamente el mismo pueblo. Después del bautismo comenzó a consolidarse la nación rusa (...) y la gente que vivía entonces en lo que hoy es Ucrania nunca se les llamó de otra forma que rusos", señaló Putin.

Putin reconoció que la Galicia ucraniana siempre ha tenido más relación con la Europa católica, pero criticó el hecho de que la Ucrania occidental intente imponer su modelo de vida al resto del país.

El nuevo modelo de Estado ucraniano por el que aboga el Kremlin también incluiría una política de no alineamiento en bloques militares, aunque Kiev ya anunció esta semana su intención de renunciar a esa neutralidad.

Por otra parte, Putin recordó también que durante la reciente cumbre de Minsk acordó con el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, poner fin a la actual crisis "por la vía pacífica y a través de negociaciones".

"Si alguien piensa que los rebeldes no van a reaccionar y sólo van a estar a la espera de las prometidas negociaciones mientras se dispara contra las ciudades y pueblos del sureste de Ucrania, es que es rehén de alguna clase de ilusión", señaló.

Putin reconoció que es imposible pronosticar cuándo concluirá la crisis en el vecino país y que su solución "depende, en gran medida, de la voluntad política de los dirigentes ucranianos".

"El problema es que el país se encuentra en víspera de las elecciones parlamentarias y todos los implicados en la carrera electoral que ya ha comenzado quieren demostrar que son tipos duros", indicó.

Y adelantó que Rusia ha aceptado la propuesta ucraniana de que los próximos convoyes de ayuda humanitaria rusa con destino a las regiones de Donetsk y Lugansk sean enviados no por carretera, sino por vía férrea.

A su vez, elogió a su homólogo ucraniano, al que calificó de "socio con el que se puede dialogar".