Decenas de miles de activistas antinucleares, unos 500.000 según los organizadores, más de 10.000, para la Policía, han participado este sábado en una gran manifestación en Dannenberg (Alemania) para protestar por el paso de un tren que transporta 154 toneladas de residuos nucleares entre Francia y Alemania.
Este envío se ha convertido en una causa de tensiones políticas debido al malestar público por la decisión de la canciller alemana, Angela Merkel, de prorrogar la vida útil de las 17 centrales nucleares del país.
Los residuos del tren proceden de estas centrales y fueron trasladados a Francia para ser procesados en la planta de La Haya y serán finalmente almacenados en un cementerio nuclear emplazado en la localidad de Gorleben, en el norte de Alemania.
La propia Merkel ha intervenido para pedir a los antinucleares que no cometan ningún acto criminal durante la protesta. El convoy ya ha sido retrasado este viernes por las protestas en la frontera franco alemana que también concentraron a miles de activistas que bloquaron las vías.
Durante la manifestación de este sábado se han producido algunos conatos de enfrentamiento entre activistas y policías. Un grupo de unos 150 manifestantes incluso intentaron cavar un túnel bajo una de las carreteras cercanas a Gorleben para impedir el paso del convoy. Lanzaron piedras a los policías que intentaban detenerlos y los agentes respondieron cargando con porras y empleando aerosoles de pimienta.
En la protesta, que incluía también conciertos y discursos, hubo referencias directas a la política del Gobierno. "Merkel ha provocado a la sociedad al prorrogar la vida de la energía nuclear y esta es la respuesta de la gente", afirmó el dirigente de Los Verdes Juergen Trittin.
"Estoy conmovido por la cantidad de gente, pero también por su pasión", afirmó el director ejecutivo internacional de Greenpeace, Kumi Naidoo. "El hecho es que al menos el 75 por ciento de los alemanes está en contra de la energía nuclear. Es demasiado cara y demasiado peligrosa", dijo.