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Más de diez millones de portugueses están llamados a las urnas para elegir al presidente del país hasta 2028. Las elecciones vienen marcadas por un presunto caso de corrupción, que al final quedó en nada, del primer ministro, el socialista Antonio Costa, quien no obstante presentó su dimisión.

Rebelo de Sousa tenía la opción de nombrar a otro presidente de las filas socialistas, que tienen la mayoría en el Parlamento, o convocar elecciones anticipadas, que fue lo que finalmente hizo. Los dos partidos, el centro-derecha de Alianza Democrática, liderado por Luis Montenegro, y los socialistas, con Pedro Nuno Santos, están casi empatados en las encuestas, con una ligera ventaja para los primeros. "Las mujeres, dice Odete Silva, simpatizante socialista, somos mayoría y vamos a ganar. Nuestro voto será socialista”.

“Estamos aquí, dice esta simpatizante de Alianza Democrática, para apoyar a Luis Montenegro como primer ministro de Portugal, porque es el único partido que propone soluciones para los jóvenes”.

Cierre de campaña en Portugal con la coalición conservadora liderando los sondeos

El tercer partido en liza es Chega, “basta” en portugués, del ultraderechista André Ventura. Las encuestas le dan una subida notable, del 7% hace dos años al 15 o el 16% en estos comicios.

La Alianza Democrática de Montenegro ya se ha comprometido a no pactar con la ultraderecha al considerar a Chega un partido racista, xenófobo y demagogo. Santos, por su parte, promete facilitar la investidura de Montenegro si no pacta con la ultraderecha.

El alto número de indecisos, entre un 15 y un 20%, será determinante en el resultado. Y es que los portugueses viven con enorme frustración la crisis política y económica que sufre el país vecino, crisis que se evidencia en sectores clave como la vivienda, la educación o la sanidad. Lo aleatorio del resultado podría provocar nuevas elecciones en otoño.