Las exigencias de cambio democrático en Oriente Medio abren un "nuevo capítulo" para la diplomacia de EEUU, afirmó hoy el presidente Barack Obama en un discurso sobre la región en el que reclamó un Estado palestino basado en las fronteras de 1967. En este discurso, muy esperado en Oriente Medio, Obama expuso por primera vez de modo exhaustivo la política de su país para la región a la luz de los levantamientos para exigir cambios políticos y la muerte del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden.
El presidente estadounidense aseguró que las exigencias de cambio hacen "más importante que nunca" la necesidad de un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos. En un gesto hacia las reclamaciones palestinas, aseguró que "las fronteras de Israel y Palestina deben basarse en las líneas de 1967", antes de la Guerra de los Seis Días, con "intercambios de tierra acordados mutuamente, de modo que se establezcan fronteras seguras y reconocidas para ambos Estados".
"El pueblo palestino debe tener el derecho al autogobierno, y a alcanzar su potencial, en un Estado soberano y contiguo", declaró el presidente estadounidense. Al esbozar cómo concibe un futuro en el que convivan dos Estados, el israelí y el palestino, consideró que las fuerzas israelíes deberán retirarse gradual pero completamente de un Estado palestino que será "soberano y desmilitarizado".
Pero el presidente estadounidense advirtió a los palestinos contra los "esfuerzos por deslegitimar Israel", que "acabarán en fracaso", y se refirió de modo específico a la votación prevista para septiembre en la ONU para aprobar un Estado palestino. Indicó que "actos simbólicos para aislar Israel en la ONU en septiembre no crearán un Estado independiente", aseguró Obama.
Apuntó también a las "preocupaciones" que despierta la reciente reconciliación entre Al Fatah, que gobierna Cisjordania, con el grupo radical palestino Hamás. Pero también instó por su parte a Israel a "actuar con osadía para lograr una paz duradera".
"El sueño de un Estado judío y democrático no se puede lograr mediante una ocupación permanente", subrayó el presidente estadounidense, que indicó que las negociaciones entre israelíes y palestinos deben comenzar con las cuestiones de territorio y seguridad.
Otras cuestiones del estatus final, la situación de Jerusalén y los refugiados palestinos, deberían abordarse en una próxima fase de las negociaciones.
Pero Obama no ofreció, pese a todo, pasos concretos para conseguir que israelíes y palestinos regresen a la mesa de negociaciones, una tarea cuyas complicaciones han quedado de manifiesto ante la dimisión, la semana pasada, del enviado especial estadounidense para la zona, George Mitchell.
Sí fue más preciso a la hora de proponer un plan de ayuda económica para los países que acometan reformas en Oriente Medio, que comenzará aplicándose a los dos pioneros en la transición, Egipto y Túnez. En concreto, anunció, Egipto se beneficiará de la condonación de deuda por valor de mil millones de dólares, a los que se sumarán garantías crediticias por valor de otros mil millones.
El plan, en colaboración con las instituciones financieras multilaterales, buscará modernizar las economías de esos países y fomentar su integración comercial con el resto del mundo.
Pero el grueso del discurso Obama lo dedicó a subrayar el apoyo de su Gobierno a los procesos de cambio en Oriente Medio. EEUU, aseguró, tiene más en común con el frutero que en Túnez encendió la chispa de los levantamientos al inmolarse en señal de protesta que con los dictadores.
Los acontecimientos de los últimos seis meses demuestran que las estrategias de represión ya no funcionan" y el cambio "no se puede denegar", indicó el presidente estadounidense.
Así, aludió a la violenta represión en Siria, donde instó al presidente Bachar al Asad a "liderar el cambio" o abandonar el poder, aunque no llegó a exigir su marcha de inmediato.
Obama instó también a un "auténtico" diálogo político en Bahrein e insistió en que el presidente yemení, Alí Abdulá Saleh, debe hacer realidad su compromiso de transferir el poder.