Ha vuelto a ocurrir. Asalto mortal en un colegio. Esta vez en Brasil en Rio de Janeiro. Un antiguo alumno de 24 años entraba con dos revolveres, y asesianaba a 12 estudiantes. Después ante el acoso policial se suicidaba. Dejó a la policía una extraña y confusa carta en la que hablaba del islam y aseguraba tener el sida.
La tragedia irrumpió hoy en una escuela de la periferia de Río de Janeiro en la que un exalumno, aparentemente desequilibrado, abrió fuego contra niños que comenzaban las clases del día y mató a por lo menos 12 de ellos e hirió a otros 12, antes de suicidarse.
La matanza ha causado consternación en Brasil, un país que pese a los altos índices de asesinatos y violencia en sus ciudades no había sido escenario nunca de una tragedia de este tipo, lo que motivó el "repudio" de la presidenta del país, Dilma Rousseff. Los hechos ocurrieron en la escuela municipal Tasso da Silveira, situada en Realengo, un populoso barrio del extrarradio de la ciudad cuya normalidad fue alterada hoy por los disparos del asesino que causaron pánico entre los más de 400 estudiantes del centro y entre los vecinos que se agolparon frente al lugar en busca de noticias de sus hijos.
Muchos padres de familia entraron en conmoción al constatar que sus hijos estaban entre los muertos o heridos mientras los bomberos corrían contra el tiempo para trasladar a las víctimas en ambulancias o helicópteros a los hospitales. Las víctimas mortales son diez niñas y dos niños de entre 12 y 14 años de edad, la mayoría de las cuales fue alcanzada por impactos de bala en la cabeza y en el tórax, según la Secretaría de Salud.
Otros doce estudiantes que resultaron heridos fueron ingresados en distintos hospitales de la zona y, según los médicos, tres de ellos están en estado grave. Una vez los heridos fueron socorridos por los bomberos la conmoción se trasladó a los hospitales del sector, especialmente al Albert Schweitzer, el más cercano al lugar de los hechos, donde durante toda la mañana se vivieron escenas desgarradoras de familiares que se abrazaban unos con otros al saber la magnitud de la tragedia.
Según las autoridades, dos de los chicos heridos alcanzaron a salir de la escuela y pidieron auxilio a tres policías que fiscalizaban vehículos en el sector. Estos entraron de inmediato al centro educativo y uno de ellos le disparó al atacante en las piernas, cuando subía las escaleras hacia la tercera planta, para evitar que siguiera su recorrido criminal.
El atacante, identificado como Wellington Menezes Oliveira, de 23 años, era un exalumno de la escuela y, al verse rodeado por los policías, se suicidó de un disparo, según la Secretaría de Seguridad de Río de Janeiro. Menezes de Oliveira, que según un antiguo patrón suyo era una persona "introvertida y calmada", dejó una carta con instrucciones sobre su entierro en la que pide que su cuerpo no sea tocado por "impuros" sin usar guantes y da muestras de fanatismo religioso.
En la nota publicada por la policía, el pistolero pide que su cadáver sea "lavado" y preparado para el entierro y recomienda que no sea tocado por "impuros" y que sólo lo hagan "los castos o los que perdieron su castidad después del matrimonio y no se involucraron en adulterio". Inicialmente voceros oficiales dijeron que Menezes de Oliveira había hecho menciones en su carta al islám y a que estaba infectado con el virus del sida, pero en la misiva mostrada a la prensa no hay tales referencias.
Testigos citados por las autoridades dijeron que el agresor, que estaba bien vestido, entró en la escuela asegurando que era un conferenciante que iba a participar en un seminario con motivo del cuadragésimo aniversario del plantel y habló tranquilamente con una profesora que le reconoció como exalumno. Hasta ahora las autoridades no han dado una explicación sobre los motivos que llevaron a Oliveira a perpetrar la matanza, pero todo indica que, más allá de las referencias al islám, se trató de la acción de un desequilibrado, según sicólogos consultados por medios locales.
La presidenta Rousseff estuvo a punto de romper en llanto al pedir un minuto de silencio por las víctimas en un acto con jóvenes emprendedores en Brasilia en el que manifestó su "repudio" a este asesinato de "niños inocentes". "No era de las características del país que ocurriera ese tipo de crimen, por eso considero que todos nosotros estamos unidos en el repudio a aquel acto de violencia, en el repudio a ese tipo de violencia, sobre todo con niños indefensos", dijo Rousseff.
La mandataria, que definió a las víctimas como "brasileñitos a los que se les quitó la vida tan temprano", decretó tres días de luto oficial. El gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, aseguró en una rueda de prensa que Oliveira estaba equipado con un cinturón en el que llevaba dos armas de fuego y definió al asesino como "psicópata" y "animal".