La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, se reunieron hoy a puerta cerrada en Berlín para intentar consensuar in extremis una "línea conjunta" de cara a la cumbre de la eurozona de mañana en Bruselas.
La búsqueda de una articulación concreta del segundo rescate a Grecia, donde chocan propuestas antagónicas, es el único punto de este encuentro, que trata de "aunar fuerzas" para alcanzar una "buena solución", según explicó el portavoz del Ejecutivo alemán, Steffen Seibert.
"Todos compartimos el objetivo de (Jose Manuel Durao) Barroso de lograr un acuerdo contando con la buena voluntad de todos", indicó el portavoz haciéndose eco del llamamiento del presidente de la Comisión Europea (CE).
Sarkozy llegó a la Cancillería poco después de las 17.30 horas (15.30 GMT) y está programado que, después de una sesión de trabajo, los dos líderes cenen juntos, tal y como acordaron ayer por teléfono. Sarkozy volará mañana a Bruselas desde Berlín.
Según Seibert, no está previsto comparecencia conjunta alguna tras el encuentro de los dos líderes, aunque no se descarta un comunicado conjunto en el caso de que alcancen algún acuerdo.
De concretarse, el resultado del encuentro franco-alemán, potencial embrión de la solución final de la cumbre, será con bastante probabilidad una fórmula mixta que asuma, en distinto grado, puntos de las distintas propuestas sobre la mesa para atajar la crisis griega y estabilizar a medio plazo el euro, apuntan los expertos.
En este sentido, varias voces desde Bruselas y Berlín han abogado en las últimas horas por una "flexibilización del rescate", que combinaría varias fórmulas.
Las variantes que se manejan van desde la reestructuración hasta el recorte o condonación parcial -a las que se opone frontalmente el Banco Central Europeo (BCE)-, pasando por el establecimiento de los eurobonos -que rechaza Berlín- o la recompra de bonos en el mercado secundario con aportes del Fondo Europeo de Rescate (FEEF).
"Un impago sería un desastre. Exactamente igual si total o parcial", asegura Lorenzo Bini Smaghi, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, en una entrevista que avanzó hoy y publica mañana el rotativo alemán "Die Welt".
Por su parte, los llamados "Cinco Sabios" -el consejo asesor económico del gobierno alemán- instaron a articular un "Plan B" para evitar "el hundimiento de la eurozona", iniciativa que comprendería el recorte de casi un tercio de la actual deuda helena acompañado de la recompra parcial de bonos, con la asistencia financiera del FEEF.
Varios medios alemanes publicaron hoy que también cobra fuerza la opción de implantar una tasa europea para el conjunto del sector financiero, lo que afectaría tanto a la gran banca como a las cajas de ahorro regionales, con independencia de si poseen o no deuda griega.
Además, Berlín volvió hoy a insistir en la "importancia" de la participación de los acreedores privados en el segundo paquete de ayudas a Grecia, pese a las divergencias en esta cuestión con París, que difiere en el grado de la contribución.
Berlín pretende mantener esa participación por "justicia" y por tranquilizar al contribuyente alemán, cada vez más preocupados en los sondeos por la crisis de la eurozona, implicando al sector banquero en el rescate.
Merkel abogó ayer por no esperar resultados "espectaculares" de la cumbre de la eurozona, y advirtió de que el encuentro no resolverá de una vez la crisis de la deuda, algo que sólo se alcanzará a través de un "proceso controlado" y con múltiples medidas.
La canciller, que en un primer momento abogó por no celebrar esta cumbre extraordinaria, acabó cediendo ante la presión de los líderes de otros países y del BCE que exigían "responsabilidad" a las mayores economías.
Ayer mismo el Fondo Monetario Internacional (FMI) echó más leña al fuego de la inestabilidad de la eurozona advirtiendo del peligro de contagio de la crisis de la deuda de los países periféricos a las principales naciones del viejo continente.