La canciller alemana, Angela Merkel, cedió hoy ante las presiones de sus socios de coalición y de la oposición y accedió a postular como candidato de consenso para la presidencia del país al pastor luterano Joachim Gauck.
Tras una jornada maratoniana de negociaciones, la tercera desde la dimisión el viernes de Christian Wulff -salpicado por un escándalo de corrupción-, la jefa del Gobierno alemán fue incapaz de proponer un candidato alternativo que lograra el respaldo de todas las formaciones políticas.
Merkel alabó en una tardía rueda de prensa en la Cancillería la trayectoria de Gauck, a quien calificó de "verdadero maestro de la democracia", subrayó que su lema en la vida ha sido "la idea de la libertad responsable" y recordó que a él le une su pasado en la extinta República Democrática Alemana (RDA).
Gauck, de 72 años, aseguró a continuación que se trataba de un "día especial" para él por verse en "la cumbre del Estado", tras haber nacido en la II Guerra Mundial y haber padecido durante 50 años una dictadura.
Además, subrayó la importancia de haber recibido la confianza de todas las formaciones políticas y, en especial, de la canciller.
Gauck, muy respetado en Alemania por su papel tras la reunificación, fue respaldado desde un primer momento por la oposición socialdemócrata y verde, a la que a última hora de hoy se unieron, por sorpresa, los liberales.
Finalmente la Unión Cristianodemócrata (CDU), de Merkel, y su hermana la bávara Unión Cristianosocial (CSU) también optaron por apoyarle, pese a que en un principio se habían mostrado reticentes a su candidatura.
FAVORITO DE LA OPOSICIÓN
Tras esta negativa se escondía que Gauck era el favorito de la oposición y, especialmente, que ya había sido propuesto para la presidencia en 2010, cuando Angela Merkel apostó por su correligionario Christian Wulff, el mismo que ahora, tras sólo año y medio, ha dimitido dejando en evidencia a su valedora.
Por su parte, Gauck, teólogo y disidente en la desaparecida Alemania oriental, disfruta del crédito moral y apartidista preciso para el cargo, gracias a una década como responsable del desmantelamiento de la Stasi -la policía política de la RDA- y de la conservación de su archivo.
Su gestión de un asunto tan sensible en Alemania se caracterizó por su búsqueda de justicia, evitando toda tacha de revanchismo político, lo que le valió el reconocimiento de los partidos y la población, amén de la Gran Cruz Federal al Mérito, la máxima condecoración alemana, en 2000.
Con un importante respaldo popular, la mayoría de los expertos había apuntado a este pastor luterano como la figura que podía devolver la dignidad a la jefatura del país, tras la controvertida dimisión de Wulff.
UN CANDIDATO DE CONSENSO
Así, Merkel ha tenido que dar su brazo a torcer para lograr, como ella había deseado desde un primer momento, un "candidato de consenso" y una solución rápida a la crisis.
No obstante, los partidos tienen hasta el 18 de marzo para proponer oficialmente el candidato ante la Asamblea Federal, el organismo que lo elige por votación y que agrupa a los 620 parlamentarios alemanes y a un número igual de representantes de los estados federados.
Wulff dimitió el viernes, un día después de que la fiscalía de Hannover solicitase al Bundestag (Parlamento) el levantamiento de su inmunidad para poder investigarle por haber disfrutado de unas vacaciones en la exclusiva isla de Sylt en 2007 que pagó el empresario David Groenewold.
Las vacaciones tuvieron lugar un año después de que el gobierno de Baja Sajonia, presidido entonces por Wulff, aprobara la concesión de un aval de cuatro millones de euros a una empresa de Groenewold, aunque éste nunca lo hizo efectivo.
Así culminó una polémica que arrancó en diciembre, cuando el diario "Bild" publicó que, cuando Wulff era primer ministro, aceptó un crédito privado de medio millón de euros en unas condiciones muy ventajosas de empresarios amigos para adquirir una vivienda particular.
Acto seguido, varios medios difundieron un rosario de nuevas presuntas irregularidades de Wulff, como actos de campaña sufragados por empresarios cercanos y regalos a la familia del expresidente, entre los que destacan hasta cinco viajes de vacaciones y un vehículo de lujo.
Ahora la controversia que le persigue se ha trasladado a los 200.000 euros de suelo vitalicio y otros que percibirá, a pesar de su más que probable imputación judicial.