La reina Isabel II, acompañada por su marido, el duque de Edimburgo, despidió hoy oficialmente a los Reyes de España en el palacio de Buckingham, residencia oficial de la Familia Real británica, tras la visita de Estado de tres días.
Desde el miércoles, el rey Felipe VI y la reina Letizia se alojaron en la residencia real londinense como huéspedes de la jefa de Estado británica, de 91 años.
Como marca el protocolo, Isabel II despidió a los reyes antes de la visita que éstos harán al Instituto Francis Crick, en Londres, la mayor instalación de investigación biomédica de Europa, donde hablarán con expertos españoles.
Letizia llevaba una falda de color rosa pálido y una blusa blanca, mientras que Isabel II iba con un vestido verde y su inseparable cartera negra.
EN LA UNIVERSIDAD DE OXFORD
El Rey de España elogió hoy a Oxford por contribuir a "modelar el alma de Europa" y atraer talentos extranjeros y animó a no descuidar la internacionalización de las universidades, porque la colaboración científica y "la libre circulación del talento" están en su propia esencia.
Felipe VI y la Reina Letizia completan su primer viaje de Estado al Reino Unido con una visita a la Universidad de Oxford que incluyó un recorrido por la Weston Library para conocer algunas joyas bibliográficas españolas y un almuerzo en el Divinity College, ofrecido por el rector, Christophen Patten.
Ante casi un centenar de catedráticos y profesores, el monarca subrayó que la Universidad está "obligada a detectar los problemas" que aquejan a las sociedades europeas "incluso antes que la clase política" y "a proponer soluciones basadas en la experimentación y el conocimiento".
"Ninguna universidad puede ser ajena" a fenómenos como el cambio climático, "la brecha tecnológica y económica entre los países del norte y del sur, las guerras y sus causas, la intolerancia" o "las migraciones", recalcó el Rey, antes de añadir: "Si la universidad desconoce o ignora estos fenómenos o no los pone al frente de su hacer, se resentirán nuestras sociedades y nuestras democracias". "Y en tiempos de incertidumbre como los que vivimos, esta vocación moral de la universidad es más importante que nunca para luchar contra fenómenos como la xenofobia, el racismo o la desigualdad", advirtió.
En este contexto, argumentó que el carácter social y de servicio público impone a las universidades "el deber de contribuir" a fortalecer principios comunes a las sociedades occidentales como "la libertad, la igualdad de oportunidades y de género, la tolerancia, la solidaridad y la cooperación al desarrollo, la paz y el valor de la diversidad"."Solo si la Universidad mantiene y desarrolla con políticas activas estos principios, podremos tener sociedades, no solo ricas, sino además justas, formadas por individuos no solo capacitados técnicamente, sino con valores morales que les permitan un liderazgo social responsable", concluyó su reflexión.
Tras recordar que Oxford fue lugar de formación de "innumerables estadistas y hombres de letras de Gran Bretaña" y también escenario del saber de "españoles de talla global como Luis Vives o Blanco White", valoró el "fructífero diálogo" de este centro con el resto de las universidades más antiguas de Europa, entre ellas la de Salamanca.
Este diálogo aportó "todo un sistema de valores sin los cuales Occidente no sería hoy lo que es", con principios como "la libertad de expresión y de cátedra, la autonomía académica, la investigación y publicación generosa de sus resultados" y, de modo más reciente, "la igualdad de oportunidades", ideales que hoy son en buena parte responsables del progreso de las sociedades más avanzadas.
En otro momento de su discurso, resaltó que las universidades están obligadas a "atraer talento", un "objetivo primordial" que deben llevar a cabo mediante un "diálogo constructivo" con poderes públicos y privados, sobre la base de que "el conocimiento se comparte con alumnos de todo el mundo".
En este punto, señaló que entre los países que más comparten sus estudios y avances científicos figuran España y el Reino Unido, nación que a su vez es "un ejemplo de red de universidades globales", ya que el 28 por ciento de su profesorado es extranjero y el 16 por ciento procede de la UE.