Hospitales chinos podrían estar comercializando para trasplantes órganos humanos extirpados a prisioneros de conciencia, especialmente a miembros de Falun Gong.
Así lo aseguran defensores de este grupo religioso y fuentes de la disidencia china.
Una denuncia que se une a otro hecho admitido por el propio régimen chino: la utilización de los cuerpos de los ejecutados. Todo en un pais donde la donación voluntaria de órganos es casi inexistente.