Cientos de personas que habían regresado a Katmandú esperanzadas por la aparente vuelta a la normalidad intentan huir de nuevo, acongojadas por la catástrofe que se volvió a encaprichar con el valle, donde continúan las réplicas tras una nueva noche a la intemperie.
Muchedumbres con maletas se arremolinan en las estaciones de autobuses, desesperadas por dejar atrás el miedo y la incertidumbre que se han vuelto a instalar en la ciudad tras el terremoto de 7,3 grados que volvió a golpear la zona, causando más de 60 muertos y centenares de heridos.
"Lo tienes todo si estás vivo, por eso he decidido abandonar Katmandú", dijo a Efe Hari Ram, mientras lucha por conseguir un billete para Dang (oeste), como tantos otros en la principal dársena capitalina, la de Kalanki.
Tan sólo dos horas después de que regresase ayer a la capital nepalí, Rojina Pathak volvió a sentir como la ciudad sufría una nueva arremetida telúrica que ahogaba su esperanza de recuperar la normalidad en su vida y la dejaba "sin otra opción que pasar toda la noche bajo una lona", explicó la mujer.
El temblor golpeó especialmente su Dolakha natal, por lo que sus posibilidades se han reducido a huir a una tierra que le resulta ajena. "Mi hermana mayor se está refugiando en un hospital de Kavrepalanchowk (centro). Para el mediodía me habré unido a ella", indicó apesadumbrada.
Como Pathak, más de un millón de personas abandonaron el valle de Katmandú los días siguientes al gran seísmo del pasado día 25. Dos semanas y 8.000 muertes después, muchas de ellas planeaban regresar estos días, pero en las últimas horas han decidido cancelar sus planes.
"Estoy horrorizada. Los tres días siguientes al 25 de abril no hubo refugio apropiado, comida, ni siquiera servicios de transporte. No tengo el valor para volver a enfrentarme a algo así otra vez", dijo a Efe Trishna Giri, que hoy no cogerá un avión que debía llevarla a la capital desde Biratnagar, ciudad del este del país.
No está "de humor", como tantos otros, para salir corriendo cada vez que el suelo se pone a temblar, como ya ha hecho tres veces durante la mañana de hoy con intensidades de entre 4,4 y 4,8 grados en la escala de Ritcher. El fuerte seísmo de ayer causó 66 muertos y 1.928 heridos, lo que deja el cómputo global de víctimas en 8.151 fallecidos y 17.866 heridos, según los últimos datos oficiales.
El sismo golpeó de nuevo los distritos nororientales de Dolakha y Sindhupalchok, este último el más castigado por el seísmo de 7,8 grados de hace dos semanas, ya que registró más de la tercera parte de las víctimas. El terremoto del 25 de abril fue el de mayor magnitud en Nepal en 80 años y el peor en la región del Himalaya en una década desde que en 2005 otro seísmo ocasionara más de 84.000 muertos en Cachemira.
EL PADRE ÁNGEL VIAJA A NEPAL CON 600 KILOS DE AYUDA DE LOS 5.000 PREVISTOS
El presidente de Mensajeros de la Paz, el padre Ángel, ha partido hacia Nepal acompañado por miembros de Bomberos Unidos sin Fronteras (BUSF) para trasladar hasta el país asiático el primer porte, de 600 kilos, de las cinco toneladas de ayuda humanitaria preparadas y que se enviarán en los próximos días.
"Llevamos alimentos para niños, medicamentos, botiquines, material para las heridas, vamos a curar", ha destacado ante los medios el padre Ángel unas horas antes de embarcar en el vuelo que le trasladará junto a otras cuatro personas desde el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas hasta Nepal.
"Cuando ves las escenas en las televisiones, las fotografías de una madre a la que se le muere un hijo en los brazos o un niño correteando buscando a su familia a uno se le desgarra el corazón", ha lamentado el religioso en los momentos previos a su partida.
El presidente de Mensajeros de la Paz ha confirmado que junto a él se desplaza otro miembro de su organización, además de tres integrantes de BUSF, encargados de asegurarse de que las cinco toneladas, que han sido donadas por la Fundación Cofares, lleguen a su destino.
"Nos vamos a asegurar de que llegue todo a las personas que están sufriendo allí", ha recalcado Miriam González, enfermera y miembro de la Unidad Médica de BUSF, quien ha confirmado que hoy mismo parten con alrededor de "500-600 kilos", pero que en las próximas jornadas "va a ir saliendo más material" debido a las trabas burocráticas que imponen las aerolíneas en lo referente "a los portes".
Junto a ella y por parte de su organización también acuden "dos bomberos del grupo especialista en intervención en catástrofes", ha comentado la enfermera.
González ha especificado que este primer cargamento está compuesto mayoritariamente por material médico quirúrgico, además de sábanas desechables para hospitales de campaña o productos para la higiene personal, especialmente útiles para evitar la transmisión de enfermedades.