La directiva europea del tabaco, que propone la estandarización de la producción de cigarrillos, pone en riesgo más de 4.000 empleos directos en Canarias. Así lo han advertido representantes del sector tabaquero, que este mediodía han mantenido una reunión con el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero.
En declaraciones a los medios una vez terminado el encuentro, Manuel Fernández del Pino, portavoz de la Mesa del Tabaco de Canarias, ha dicho que el archipiélago es una de las comunidades más afectadas por esta directiva, pues es de los pocos lugares de España donde se está manteniendo la producción de cigarillos de casi todas las marcas.
Juan Páramo, portavoz de la Mesa del Tabaco Nacional, ha señalado que las medidas que contempla la directiva europea del tabaco son "tremendamente extremas" y pueden tener impactos importantes tanto en el empleo, como en la economía.
En consecuencia, el presidente Rivero se ha comprometido a elevar las demandas de los productores tabaqueros a las instituciones nacionales y al Gobierno central, de manera que se pueda definir la posición de España ante el Consejo Europeo.
CONSECUENCIAS DE LA DIRECTIVA
Juan Páramo ha explicado que la directiva europea del tabaco afecta, fundamentalmente, a aspectos que tienen que ver con la comercialización y producción de productos del tabaco. Así, propone por una parte la estandarización de los productos del tabaco, de forma que todos tengan un mismo sabor y una misma apariencia.
Por otro parte, propone el aumento de las advertencias sanitarias en las cajetillas, que pasarían del 40% al 70%, si bien la última propuesta de la Comisión es que desaparezca cualquier tipo de mención o aparición de las marcas en el envasado genérico, exceptuando el nombre en una tipografía concreta y sin logotipo.
También se incluye la posibilidad de que la Comisión Europea pueda regular a posteriori -y sin pasar por los parlamentos nacionales o los gobiernos centrales- medidas esenciales de la directiva, como son los tamaños, la posición, las advertencias sanitarias, los contenidos de nicotina y alquitrán, etcétera, algo que está prohibido por el propio Tratado de Lisboa, tal y como recordó Juan Páramo.
El portavoz de la Mesa del Tabaco indicó que al hacer todos los productos iguales, no se podría competir ni en sabor, ni en calidad, ni en diseño, sólo en el precio, que terminaría bajando y no haría competitivo la calidad del tabaco. Además, provocaría que las marcas tuvieran que buscar tabacos y sitios donde producir más baratos, lo que tendría un impacto directo sobre el empleo.
A todo ello habría que sumar el impacto que tendría sobre el consumidor, que, según Juan Páramo, acudiría a canales ilegales y supondría el incremento del contrabando, con la consecuente pérdida de empleo, bajada de recaudación e incremento de la inseguridad ciudadana.