El PIB español roza ya los niveles con los que entró en el túnel de la crisis en 2007, pero a la salida algo ha cambiado en su composición: las rentas salariales son más bajas, mientras que los beneficios de las empresas son superiores.
Según los datos corregidos de efectos estacionales y del calendario del Instituto Nacional de Estadística (INE), el PIB a precios de mercado se situó en 276.631 millones de euros en el cuarto trimestre de 2007, sólo un 0,6% más que en el primer trimestre de este año, que se ha situado en 274.817 millones.
La inercia de la actividad económica, que creció en los primeros tres meses de 2016 un 0,8% respecto al cierre de 2015, hacen pensar que, como avanza el Gobierno en funciones, España logrará superar los niveles de renta y PIB previos a la crisis, si no a finales de 2016, al menos a principios de 2017.
No obstante, los datos por componentes reflejan que la remuneración de los asalariados alcanzó en 2007 los 134.248 millones de euros, el 48,5% del PIB, por encima del 41,3%, hasta 114.276 millones de euros, que suponía el beneficio neto de las empresas, los alquileres imputados y el consumo de capital fijo, que el INE engloba en un mismo indicador.
No obstante, fuentes del organismo precisan que de esos tres factores, el que más varía el de los beneficios. El 10,1% restante, un total de 28.107 millones de euros, corresponde a la partida de impuestos netos sobre la producción y la importaciones.
¿QUE HA OCURRIDO DESDE ENTONCES?
Al cierre del primer trimestre de este año, el PIB a precios de mercado se situó en 274.817 millones, cerca ya de sus niveles precrisis, pero las rentas salariales se sitúan en 129.874 millones de euros, un 3,2% menos que al término de 2007. Además, su peso es hoy del 47,2% del PIB, frente al 48,5% de entonces, tras años de moderación salarial.
Al margen de si dicha contención de los salarios ha servido para mantener con vida miles de negocios y millones de puestos de trabajo, en paralelo, los beneficios de las empresas alcanzan los 117.034 millones de euros, un 2,4% más, con un peso del 42,5%, frente al 41,3% de los inicios de la crisis.
Por su parte, los impuestos netos sobre la producción y las importaciones alcanzaron el pasado trimestre un peso del 10,1%, el mismo que en 2007.