Las pinturas estereoscópicas que Dalí creó en los 70 a partir de su interés por la ciencia y, en concreto, por los efectos ópticos han motivado una muestra temporal en el Teatro-Museo de Figueres, donde estas creaciones se ponen al día con el uso de teléfonos móviles y gafas de tecnología actual.
La exposición, inaugurada hoy por la directora de los museos que conforman el triángulo daliniano, Montse Aguer, reúne seis pares de cuadros que, por parejas, parecen mostrar la misma imagen desde un ligero punto de vista diferente, pero que vistas a través de unas lentes especiales crean un efecto de profundidad.
"Dalí. Estereoscopías. La pintura en tres dimensiones" es el título de la muestra, que se podrá ver desde hoy y durante 2017, compuesta por doce pinturas que van de 1972 a 1978.
Las ilusiones ópticas son uno de los principales reclamos del Teatro-Museo que, ahora, acoge esta exposición temporal para, según Montse Aguer, dar el salto de aquel estereoscopio artesanal que utilizaba Salvador Dalí al teléfono móvil y a las gafas de realidad virtual.
Dalí, cuyo interés por este campo aumentó en la década de los 60 y los 70, trabajó con espejos también para conseguir que dos imágenes casi idénticas pero con un punto de vista focal distinto se adaptasen a la visión humana y convergiesen en el cerebro como una sola con esa sensación de profundidad o tercera dimensión.
Ahora, Aguer subraya que se ha adaptado todo ello "al siglo XXI, sin olvidar ese espíritu artesanal que siempre gustaba a Dalí" y destaca que el pintor pensó en todas estas posibilidades relacionadas con la óptica hace más de cuarenta años.
Salvador Dalí trabajó, además de con la estereoscopia, con otros fenómenos como la anamorfosis o la holografía, este último de la mano del premio nobel de física Dennis Gabor.
Los óleos reunidos en esta muestra van desde "Dalí de espaldas pintando a Gala de espaldas eternizada por seis córneas virtuales provisionalmente reflejadas en seis espejos verdaderos" a "El pie de Gala", "La estructura del ADN" o "La mano de Dalí retirando un toisón de oro en forma de nube para enseñar a Gala la aurora desnuda, muy, muy lejos detrás del sol".
"Dalí levantando la piel del mar Mediterráneo para enseñar a Gala el nacimiento de Venus" y una "Meninas" que ponen de nuevo la figura de Velázquez en cada etapa que aborda el genio ampurdanés completan el catálogo de la exposición inaugurada hoy.
El trasfondo de todos esos cuadros es ese interés por la ciencia que llevó a Salvador Dalí a investigar por esa época (1964) sobre el cuerno del rinoceronte y las curvas logarítmicas que de él se derivan o sobre los ojos de las moscas.
El catalizador del trabajo con los cuadros estereoscópicos fue una exposición de Gerrit Dou en París entre 1970 y 1971 en la que Dalí descubrió que el autor había hecho duplicados de sus pinturas y llegó a la conclusión de que, en realidad, eran piezas a contemplar juntas ya que no eran exactamente iguales.
Tras adquirir dos creaciones de Dou para exponerlas en el Teatro-Museo en la Sala de las Obras Maestras, Dalí insistió en apreciar esa técnica estereoscópica y se sumergió en ella con la ayuda de espejos y otros elementos que se han sustituido ahora por tecnología del siglo XXI.