Un día como hoy de 1508, Miguel Ángel comenzaba a pintar los frescos de la Capilla Sixtina.
Julio II ordenó aquella mañana a su artista oficial repintar el techo de aquella capilla que en un primer momento, estaba pintado como un azul cielo con estrellas doradas. Tardó 5 meses y dos años en acabar.
22 años después, el artista, volvió al mismo lugar, esta vez un encargo de Paulo III con El Juicio Final sobre la pared del altar.
Para Miguel Ángel, el proyecto era sólo una distracción de su trabajo como escultor de mármol, que le había mantenido ocupado durante los años previos.