El Museo del Prado inaugura este miércoles una exposición de pequeño formato constituida por "obras maestras" talladas en cristal de cuarzo, con el objetivo de restituir a su lugar este tipo de escultura desatendida en los programas artísticos pero reservada en su tiempo a soberanos y miembros de alta nobleza.
Titulada Arte transparente. La talla del cristal en el Renacimiento milanés, la muestra ha sido presentada a los medios como "la Cámara del Tesoro más bella de Europa" y estará expuesta al público hasta el próximo 10 de enero en este museo, que recuerda así que no constituye únicamente una pinacoteca.
De hecho, 14 piezas de las 20 de las que consta proceden de sus fondos, concretamente del denominado Tesoro del Delfín, que se suman a otras seis procedentes de colecciones florentinas de los Médicis y de la parisina de Luis XIV, a fin de exhibir obras relevantes de los dos talleres más importantes de la segunda mitad del siglo XVI en Milán, las de las familias Miseroni y Sarachi.
"Se trata de un arte exquisito, de un mundo de magia y esplendor", ha destacado la comisaria de la exposición, Letizia Arbeteta, quien ha puesto el acento en que "cualquiera de estas obras maestras -copas, urnas, vasos, columnas...- eran capaces de competir con las mejores esculturas de su tiempo".
Se trata de creaciones que, en algunos casos, requerían hasta de 11 años de trabajo, con una precisión y gusto por el detalle milimétrico, que asemeja esta rama a la pericia de los pintores flamencos, con la diferencia de que, por el material sobre el que se realizaba, no admitía errores.
"La talla del cristal de roca o cuarzo hialino no tiene nada que ver con el vidrio, aunque se le llamara el más limpio cristal", ha destacado Arbeteta, al subrayar el altísimo valor que llegaron a alcanzar estas piezas, encargos de príncipes que ansiaban "trascender su pasado guerrero" y mostrar que eran capaces de valorar el arte de pequeño formato.
Frente a los 30 ducados que se podían pagar por retratos pictóricos encargados desde la corte, fontanas (lámparas) de mesa como las que el público podrá admirar en la muestra, elaboradas en cristal y con adornos con guarniciones de oro esmaltado, perlas, diamantes o esmeraldas, superaban casi veinte veces ese valor, hasta los 500 ducados.
Su morfología, con representaciones fantásticas y mitológicas fruto de la combinación de diversos animales reales, se inspiran en ideas neoplatónicas y de Leonardo da Vinci y revelan, además de un gran conocimiento de historia, filosofía y ciencias naturales, una actitud contestataria contra las normas posteriores al Concilio de Trento, que prohibían toda imagen presumiblemente pagana.
Todas las obras expuestas, que por su naturaleza frágil corren el riesgo de perderse en cualquier momento, son originales. Además, los asistentes podrán disfrutar mucho mejor de ellas mediante una iluminación inédita y tabletas que, gracias a la colaboración tecnológica de Samsung, permitirán ampliar al máximo los detalles y apreciar algunas obras en 360 grados.