En un país como la India donde el 96% de los papeles femeninos son accesorios y decorativos, el cineasta Pan Nalin se las ha tenido que ver con la censura y con la presión de la industria de Bollywood en el estreno de 7 diosas, un filme que pone el foco en los problemas de la mujer india urbana.
Tras competir en la sección oficial del pasado Festival de Toronto y resultar premiada en el de Roma, 7 diosas llega este miércoles a los cines españoles con la historia, que empieza como comedia y deriva en drama, de un grupo de amigas que se reúnen en vísperas de la boda de una de ellas.
"En Bollywood hay muchas mujeres directoras. Esperaba que alguna hiciera esta película, pero nadie la hacía", ha asegurado Nalin a un grupo de periodistas en su presentación en Madrid, acompañado por algunas de sus actrices.
"La gota que colmó el vaso fue ver cómo una directora muy conocida se puso a filmar una comedia sobre la amistad masculina; ahí decidí que era el momento", ha añadido el director de títulos como Samara (2013) y Ayurveda (2001).
7 diosas toma como punto de partida comedias americanas del estilo "La boda de mi mejor amiga", para poner a un grupo de siete mujeres jóvenes a hablar desinhibidamente de amor, amistad o sexo, pero también de la discriminación y la violencia que sufren a diario y de cuestiones tabú como la homosexualidad femenina.
"India es un país de extremos y esa es la complejidad de nuestra sociedad", asegura Nalin. "Es cierto que figura en la cola de los países con políticas adecuadas de género del G20, que hay violaciones, matrimonios concertados, pero también es el país con más mujeres directivas y hemos tenido una primera ministra".
La acogida por parte del público indio de 7 diosas fue prometedora, al pasar de un 30% de ocupación en la primera semana al 75% en la segunda, pero entonces llegaron dos grandes estrenos de Bollywood que les expulsaron de la cartelera.
"En otros países, cuando una película funciona, la mantienen en cartelera, pero en este caso no. Hablamos con exhibidores y nos dijeron que nosotros hacíamos una película de vez en cuando, pero que ellos viven de los estudios, y les compensa poner sus películas, aunque las salas no se llenen", explica el cineasta.
No obstante, añade, ahora sigue funcionando en plataformas digitales y han llegado a un "muy buen acuerdo" con Netflix para su distribución en India.
En cuanto a la censura, para el estreno tuvieron que retocar quince secuencias, por sus referencias a la Diosa Kali o por su lenguaje "inapropiado". Nalin aclara que la censura no es legal en la India y que, aunque existe un organismo supervisor, su cometido es simplemente conceder certificados de edad.
"Somos un país democrático, la ley no permite la censura y nuestro abogado nos dijo que lo ganaríamos en los tribunales, pero eso requería mucho tiempo y dinero que no estaba a nuestro alcance", lamenta. Las actrices Pavleen Gujral y Tannishtha Chatterjee advierten sobre el "daño" que causa la industria de Bollywood con películas donde la mujer "se limita a bailar y cantar y dejar boquiabiertos a los aldeanos de la primera fila".
"No se dan cuenta, no es solo entretenimiento superficial, están dañando seriamente la imagen de las mujeres", sostiene Gujral, modelo y presentadora que debuta con este filme.
Chatterjee, actriz de teatro y activista, señala que, aunque existen cada vez más grupos que trabajan por la igualdad de género y que apoyan a las mujeres en India, el mayor reto es que éstas "se atrevan a pedir ayuda y asuman que hay cosas que no están bien", "Últimamente, están empezando a hablar más, pero aún hay que hacer un gran trabajo de sensibilización, y esta película sirve para eso", subraya.