Más oscura, más intensa y más política. Así es Mockingjay - Part 1, la tercera entrega de la saga Los juegos del hambre, en la que Jennifer Lawrence pone rostro al levantamiento de una sociedad oprimida durante décadas.
El film, cuya primera parte se ha estrenadoen Estados Unidos y gran parte del mundo, retoma la historia de la joven Katniss Everdeen, dejando atrás los juegos del hambre y siguiéndola en su transformación en icono revolucionario.
"Mockingjay trata sobre Katniss y su descubrimiento de la gente de todos los distritos, y sobre cómo finalmente asume responsabilidad en su papel en esta revolución", explicó el director, Francis Lawrence, en una conferencia de prensa en Nueva York.
La historia, que se basa en la exitosa novela de Suzanne Collins, abandona buena parte de la acción de las dos primeras películas de la serie y la sustituye por una trama mucho más psicológica. Un giro que se aprecia especialmente en el carácter de la hasta ahora osada protagonista. "Ella está en un lugar muy distinto emocionalmente. Los juegos la cambiaron por completo y tiene que reconstruirse a sí misma", señaló sobre el personaje la propia Lawrence.
Con sus dudas y sus miedos, Katniss Everdeen representa, según la actriz estadounidense, lo "complicado de una guerra" y los problemas de una persona que "queda atrapada en el medio y que siente el dolor de ambos" bandos.
Dos bandos liderados en este caso por estrellas de Hollywood como Julianne Moore, que interpreta a la rebelde presidenta Coin, y Donald Sutherland, que repite como el tirano presidente Snow. Para ambos, el carácter "político" de la historia creada por Collins y su efecto sobre los más jóvenes resultó fundamental a la hora de participar en el proyecto.
"Para mi, la forma en la que ha presentado este dilema a los jóvenes y les ha pedido una solución, les ha pedido participar, es algo que puede cambiarles", aseguró Sutherland. "El mundo que mi generación está dejando para los demás es un desastre. Medioambiental, político, social, económico... Así que cuando lo leí quise ser parte de esto con la esperanza de que sea un catalizador para los jóvenes y les haga levantarse", explicó el veterano actor.
En su opinión, movimientos como Occupy Wall Street podrían "usar estas películas para generar una energía entre los jóvenes que les lleve a votar" y a "hacer a los políticos responsables de sus palabras". En esa línea, Lawarence, confió en que su personaje pueda servir de inspiración a "las generaciones más jóvenes para que se den cuenta de lo poderosa que puede ser su voz" y "piensen por sí mismos".
Moore, mientras, aseguró haber quedado prendada como madre de los libros de Collins, en especial por la forma en la que muestran a los adolescentes la importancia del "libre albedrío" y la diferencia entre la "libertad y el totalitarismo". Esa lucha entre dos regímenes permite a Mockingjay explorar además el concepto de la guerra propagandística, en la que son utilizados Everdeen y, del otro lado, Peeta Mellark, el personaje interpretado por Josh Hutcherson.
En ese contexto brilla como maestro de la propaganda un maquiavélico Philip Seymour Hoffman, que finalizó poco antes de morir el rodaje de la primera parte de Mockingjay y que dejó pendientes un par de escenas correspondientes a la segunda entrega del film, cuyo rodaje se ha terminado y se estrenará el año próximo.
Con ella llegará a su fin la saga Los juegos del hambre, una serie que ha enganchado a millones de jóvenes y que ha disparado las carreras de jóvenes talentos como Lawrence, Hutcherson y Liam Hemsworth. Lawrence aseguró que el final de un proyecto de tal envergadura dejó a todo el reparto con una "complicada mezcla de sentimientos".
"Por un lado estábamos aliviados, porque estábamos muy cansados (tras diez meses de rodaje), pero a la vez muy tristes", explicó la ganadora de un Oscar por Silver Linings Playbook, que destacó los estrechos lazos que Los juegos del hambre ha creado entre sus protagonistas."Si todo lo que hubiese sacado de esto hubiese sido mi amistad con Josh y Liam, me sentiría muy afortunada", aseguró.