Justice y Sigur Ros abren un Dcode convertido en manual de geografía musical

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Este sábado se celebra la segunda jornada del DCODE Fest, con las actuaciones principales de The Killers y The Kooks, además de los conciertos de Supersubmarina, Django Django, Lüger y The Right Ons, entre otros.

VARIEDAD Y CALIDAD

A pocas semanas de que las facultades madrileñas abran de nuevo sus aulas, la Ciudad Universitaria de Madrid ha sido invadida hoy por segundo año por el DCode Fest, convertido en un atlas de geografía musical con dos polos opuestos, los vigorizantes galos Justice y los introspectivos islandeses Sigur Ros.

Miles de universitarios y varios miles de personas más por encima de esa media de edad -15.000 en total, según la organización- han disfrutado de una velada dominada por ritmos buenrollistas de intensidad media o baja (con la salvedad de los franceses) y una variedad de paisajes sonoros de rincones tan distantes como Noruega y Nueva Zelanda.

Uno de los capítulos más importantes de ese atlas lo ha protagonizado cerca de la medianoche Sigur Ros, una de las bandas más reputadas y singulares de la música actual, enfrascada en la gira de presentación de "Valtari", el disco que los ha reunido de nuevo tras el paréntesis abierto a su carrera conjunta en 2010.

Su vocalista, Jonsi, el tipo que tañe las cuerdas de su guitarra con un arco de violín, se dejó ver por España ese mismo año para presentar en el Sónar de Barcelona su disco en solitario, "Go".

Hoy, integrados en una decena de músicos bien pertrechados en el apartado instrumental, han ofrecido una selección de temas de post rock onírico contraindicados en casos de somnolencia, cantados en falsete y envueltos en una música preciosista que arranca de forma tenue para brotar a rachas con la fuerza de un géiser.

Junto a ellos, la otra referencia fundamental de la jornada ha venido marcada por el dúo francés Justice, de los pocos artistas que han logrado subir pulsaciones a la concurrencia.

Su sobrecarga de vatios, su luminosa escenografía y su mezcla de música de baile con influencias de rock and roll han puesto a los asistentes a bailar, saltar (por fin) y disfrutar de temas de su reciente "Audio, Video, Disco" (2011), así como de grandes éxitos como los conocidos "Civilization" y "D.A.N.C.E.".

A la lista de banderas hay que añadir más colores, por ejemplo el rojo y amarillo españoles ondeados por Niños Mutantes, que han tenido que lidiar con el difícil papel de inaugurar el escenario principal, a eso de las seis, cuando el grueso del público estaba aún lejos de llegar al recinto.

Españoles también eran los catalanes Dorian, que han roto esa atmósfera general de complacencia interrumpiendo su actuación a la mitad para remover conciencias y mostrar una pancarta que en sí ya lo decía todo: "La cultura no es un lujo. No a la subida del IVA".

De Nueva Zelanda ha llegado la joven de 22 años Kimbra, famosa internacionalmente de la noche a la mañana por su colaboración en el megaéxito de su compatriota Gotye "Somebody That I Used To Know".

La cantante, que se acerca mucho en lo físico y musical a la británica Jessie J y que ha presentado esta noche su fusión de pop y rythm and blues, le ha puesto sabor con su psicodélico vestuario y su entrega a una noche demasiado relajada por momentos.

En el "prime time" han sonado dos propuestas de riesgo por casi desconocidas, los roqueros belgas Deus, en el último concierto de su gira, y The Shoes, que también han pisado el acelerador con una propuesta electrónica basada en la percusión y en los sintetizadores.

Llama la atención por contraste que justo antes que ellos hayan sonado los joviales noruegos Kings of Convenience, quienes ceden protagonismo al carisma de sus miembros (sobre todo al físico de empollón de Erlend Oye), a la sencillez del formato acústico, a melodías como la de "Boat Behind" y a sus cuerdas de estilo folk (algunas españolas, según han destacado en su concierto).

En lo logístico, cabe destacar la mejora del apartado hostelero, como prometieron los responsables del festival. Este año no ha habido problemas de avituallamiento a mitad de jornada y la oferta ha aumentado notablemente en variedad. Lástima que la organización de los accesos, incluidos los de prensa, hayan sido harina de otro costal.