Ibáñez, el padre de Mortadelo y Filemón

  • Cómic y novela gráfica, de la nada al "boom" en cinco años

El año pasado los madrileños leyeron más de dos millones de páginas de sus tebeos. Medio siglo después, las disparatadas aventuras de los agentes de la TIA, Mortadelo y Filemón siguen estando entre los favoritos de los lectores de todas las edades.

A su creador, Ibáñez le duele la mano de firmar cuando visita la Feria del Libro de Madrid. Nosotros le hemos entrevistado en Barcelona.

ÉXITO EN LA FERIA DEL LIBRO

"Ya no somos bichos raros". Así se sienten tanto los libreros y editores como los lectores que acuden a la feria del libro de Madrid en busca de esos ejemplares en los que la ilustración se alía con los mejores textos.

En los últimos cinco años este género literario ha gozado de un reconocimiento, tanto de crítica como de lectores, que ha hecho que las editoriales hayan conseguido que sus publicaciones sean reclamadas por libreros y seguidores.

"Ya no hay miedo, no somos bichos raros, cada vez hay más interés por este tipo de literatura", ha contado a Efe Cristina Martínez, de la editorial Impedimenta.

Basta quedarse en su caseta diez minutos para comprobar que sí, que el cómic y la novela gráfica goza de buena salud gracias a la cantidad de personas entregadas a este tipo de literatura. Lectores que tras quedar prendidos de más de un título recurren a la pregunta: "¿Tenéis para pagar con tarjeta de crédito?".

Pero la Feria no sólo es una forma de ganar adeptos, sino que también supone para ellos una cita en la que sus ventas se ven aumentadas.

"La Feria sale rentable. Vemos que viene gente que aguanta todo el año para comprar libros y es aquí donde compra mucho, es increíble porque viene gente con lista", ha confesado la diseñadora gráfica de Impedimenta.

El mundo de las historietas, del color, de los bocadillos llenos de diálogos inquietantes, afronta este fin de semana con la esperanza de superar, si el tiempo lo permite, el precedente.

El primer fin de semana de la Feria del Libro de Madrid desbordó las previsiones de los expositores que agotaron la primera remesa de bolsas oficiales, cerca de 100.000 unidades, que se dan con cada ejemplar que se vende.