Cuando a Edu Soto le propusieron el papel de maestro de ceremonias en Cabaret, que lleva cuatro meses en cartel en Gran Vía, planteó como "necesidad" hacer también "Cuando menos te lo esperes", la tragicomedia que estrenará el lunes en el mismo teatro y en la que estará acompañado por su propio padre.
Soto (Mataró, Barcelona, 1978) ya escribió, dirigió e interpretó otra obra teatral, Exit, con una estructura similar a Cuando menos te lo esperes, pero, explica en una entrevista con EFE, fue "un intento fallido" quizá porque aún "no estaba preparado". "Pero como bien dicen los americanos, 'si nunca has fracasado nunca triunfarás'", remacha sobre aquel intento.
Esta oportunidad, afirma, llega cuando tiene que llegar y todo ha encajado para que cuadrara: "tanto que yo diría que es una obra hippie porque desde que empezamos a prepararla -él y los otros seis intérpretes-, nadie ha cobrado, y eso es muy raro en este mundo".
Le ofrecieron hacer Cabaret y planteó que quería poner en escena su obra: "dije que necesitaba hacerlo, lo conversamos y llegamos a un acuerdo. No fue una condición sine qua non pero a lo mejor como soy muy cabezón hubiera dicho que prefería hacer lo mío", revela. "Es muy bonito hacer un texto de otro, pero no deja de ser un encargo y si la cabeza te pide crear eso también tiene que existir", argumenta.
Soto, que se hizo popular en el papel del Neng en el programa de televisión de Buenafuente (2005), comenzó los ensayos el pasado verano y tuvo que aplazarlos ante el estreno de Cabaret y la grabación del programa de televisión Tu cara me suena.
Tras concluir su participación en ese concurso de imitaciones, retomó los ensayos y en ello lleva un mes para estrenar el próximo lunes, el día que se representará, porque es el que libran los actores y, por tanto, el único que tiene la sala disponible el Teatro Rialto.
Esta última semana, indica, la obra "ha dado un cambiazo brutal" porque se ha incorporado, "también al estilo hippie", Juanjo Llorens, que es el iluminador de Cabaret, y está "encantado" porque dice que es un proyecto "como de otra época, cuando se hacían cosas solo por amor al arte".
Todo lo que cuenta en la obra está "basado en hechos reales", fundamentalmente lo que le pasa al protagonista, un hombre obsesionado con encontrar al amor de su vida. Es, sostiene, una especie de fusión entre Don Quijote y Juana la Loca, por su fracasado viaje hacia el deseadísimo amor, tan poético "como patético".
Por otra parte, los actores que interpretan esa historia "viven" la suya propia, "teatro dentro del teatro", y cuentan sus miserias, su falta de comunicación, su fracaso emocional. Y que cobrarán, se ríe de nuevo, "dependiendo de la gente que vaya al teatro" a verles, algo que también se explica en la función.
Soto está acompañado en escena de Víctor Elías (actor y pianista), Mariano Escudillo (actor, guitarra y saxo), Nacho Vera (actor, batería y trompeta), Miranda Gas (actriz, cantante y guitarra) y el debutante Miguel Soto.
Este último es su padre, "un hombre de 68 años que se ha ganado la vida como mecánico textil y que siempre supo que le gustaba actuar, aparte de cantar maravillosamente bien", alaba Soto.
"Le dije 'voy a hacer un espectáculo y quiero que hagas de mi padre'. Le convencí y se vino a Madrid. Canta de maravilla y actúa fenomenal. Lo está haciendo muy bien, con la tranquilidad del artista que está seguro de sí mismo. En algo nos parecemos", apostilla entre risas de nuevo.