Las obras de Clara Peeters, artista clave en el desarrollo de la pintura barroca flamenca y pionera en la pintura de bodegones de la época, que no logró reconocimiento en su época por su condición de mujer, serán las protagonistas de la exposición que se presenta mañana en el Museo del Prado.
Se conocen pocos datos acerca de la vida de Clara Peeter, pero parece muy probable que desarrollase su carrera en Amberes. Sus obras más tempranas datan de 1607-1608 y en ellas se aprecia un estilo propio en una etapa de aprendizaje, lo que permitiría situar su fecha de nacimiento en torno a 1588-1590, según información del Museo del Prado.
Hoy en día se conservan un total de treinta y nueve cuadros con la firma de Clara Peeters o con inscripciones que llevan su nombre, aunque son pocos los que se le pueden atribuir con certeza.
El Museo del Prado conserva cuatro de sus mejores obras, tres de ellas fechadas en 1611 y la cuarta pintada en torno a esa fecha.
Sus bodegones, en los que representa diferentes tipos de alimentos, vajillas y animales, se caracterizan por un estilo realista que resultaba muy novedoso en su tiempo.
Su habilidad preciosista se advierte, entre otros aspectos, en la introducción de su autorretrato en el reflejo de las copas y jarras que incluye en varios de sus bodegones.
En opinión de Nico Van Hout, comisario de esta muestra que se pudo ver este verano en Amberes, "su trabajo se caracteriza por la elegancia con la que presenta estos objetos contra un fondo oscuro, y la atención que da a las texturas y estampados".
El hecho de que pusiera su nombre en el canto de cuchillos, junto a varios autorretratos que Peeters escondía en el reflejo de las vajillas, responde a "su confianza como pintora en una profesión dominada por hombres", explicó Hout en la inauguración de la muestra en Amberes.
Sus obras llegaron muy pronto a conocidas pinacotecas y colecciones de la casa real española, lo que hace indicar que Peeters sí que tuvo cierta reputación en vida, aunque el tiempo fue poco a poco diluyendo su relevancia en la pintura.
"Sin embargo, la historia la olvidó. Hasta la década de 1970 no empezó a estudiarse su obra", según el comisario de la exposición.
Ahora, cuatro siglos después, se comienza a valorar el trabajo de esta artista que fue borrado de la memoria histórica por ser mujer.