Antonio Banderas, que estrena el próximo viernes en España Autómata, una historia de ciencia ficción que profundiza en la descomposición del ser humano, duda de que el hombre actual tenga la capacidad de pararse a pensar, azuzado por el ritmo frenético que las nuevas tecnologías.
El hombre de hoy, dice, "no tiene la conciencia de dejar un mundo mejor para los que vengan y eso puede, eventualmente, llevarnos a la destrucción del planeta y de nuestra forma de vivir", reflexiona el actor, productor y realizador de cine en una entrevista con Efe realizada en Madrid para promocionar el estreno de su película junto al director, Gabe Ibáñez (Hierro, 2009).
Aún así, Banderas afirma ser "optimista" porque está convencido de que "tiene que haber alguna forma de toma de conciencia; de tocar fondo y que la gente encuentre el modo de organizarse y gestionarse mejor, de forma más justa, que tenga más sentido".
"Lo que pasa -añade el cineasta malagueño- es que, viendo los telediarios y leyendo las noticias, me contradigo totalmente, porque lo que vivimos es lo contrario, y las nuevas tecnologías lo único que han hecho ha sido acelerar esos momentos, incluso los malos, que van a una velocidad de vértigo y se nos escapan de las manos: ya no sabemos si podremos controlar el monstruito que hemos creado".
El trasfondo filosófico de la conversación viene a cuento porque Autómata, una deliciosa obra artesanal para disfrutar de la ciencia ficción más clásica, "al estilo de la ficción literaria de Welles o Asimov", apunta Banderas, es una provocación para la reflexión sobre el futuro "como si fuera un espejo que refleja las sociedades modernas".
"'Autómata' es una película (traduciendo la expresión americana out of the box) que se sale de la caja, que no sigue los patrones del cine de ciencia ficción que se hace ahora, sobre todo en Estados Unidos, que es casi familiar".
Sucede en un futuro en el que lo que queda de la humanidad vive intramuros en un mundo sin océanos y se apoya en robots domésticos para sobrevivir. Banderas es Jacq Vaucan, un oscuro y triste agente de seguros que acaba por traicionar al género humano.
Autómata, abunda Gabe Ibáñez para Efe, "habla de la evolución, de la singularidad tecnológica, de los peligros de la supervivencia del homo sapiens y de cómo la vida se abre paso a pesar de todo, ya sea en la esposa de Vaucam que espera un hijo, o el robot que intenta ser libre para desarrollar su forma de vida".
Una coproducción con Bulgaria, donde se rodó, que ha costado cinco millones de euros, ("Yo, robot costó 120 millones", comenta Gabe por "situar") conseguidos por los contactos personales del actor: desde la productora Millenium, a la voz de Javier Bardem para el primer autómata que se da cuenta de que ya no tiene nada más que aprender de los humanos, o su exesposa, Melanie Griffith.
Los robots, explica, Ibáñez, "son físicos, están construidos y diseñados por un equipo español y movidos por 'puppeteros', tienen una humanidad diferente a la del mundo digital; era más difícil, pero acababan siendo parte del equipo de rodaje, había una química que hubiera sido imposible con esos otros robots de tecnología mucho más sofisticada".
Nominada por fotografía, vestuario, sonido y dirección de arte en los próximos premios Goya, a Ibáñez le duele el "olvido" de considerar la música y los efectos especiales de la película, ya que está convencido de que Autómata cuenta con "los más audaces de la historia del cine español". Banderas, que tampoco ha sido nominado ni como actor ni como productor, sí recibirá el Goya de Honor que premia toda una trayectoria.
"Todos somos conscientes de la gran oportunidad que ha sido tener a Antonio Banderas detrás de la película y puedo asegurar que todos hemos estado al nivel máximo que podíamos", ha resumido Ibáñez, que no descarta nuevos trabajos con el malagueño.