Swanlights es el título de los conciertos con los que el cantante Antony regresa al Teatro Real y en los que interpretará una selección de temas de sus mejores álbumes.
Quien se espere un concierto pop se llevará una sorpresa, porque el espectáculo que cerrará la temporada del Real, Swanlights, de Antony Hegarty, el de Antony and the Johnsons, será un "exquisito" intercambio de energías y sonidos con ese "venerable" teatro, al que el inglés regresa "muy honrado".
Hegarty (Chichester, Reino Unido, 1971) protagonizó junto a Marina Abramovic y William Dafoe uno de los estrenos mundiales más exitosos del coliseo, Vida y muerte de Marina Abramovic (2012), y al terminar las funciones el que era su intendente, Gerard Mortier, le entregó una carta invitándole a traer su propio espectáculo en 2014, ha revelado el artista en una rueda de prensa.
"Estuve muy bien aquí entonces y estoy muy bien ahora, sobre todo porque es un equipo maravilloso", ha subrayado el cantante y compositor, que ha estado acompañado por el director del teatro, Ignacio García-Belenguer, "orgulloso" de contar con este "gran referente del mundo pop", una voz "única y conmovedora" y un "icono de la actualidad".
DESDE EL VIERNES Y HASTA EL LUNES
Swanlights, un encargo del MoMA de Nueva York, que se ha visto ya en el Manchester Opera House y en el Royal Opera House de Londres, se estrenará mañana en el Real y estará en cartel hasta el lunes, un día más de los tres previstos inicialmente, para satisfacer la gran demanda de entradas.
Acompañado de algunos de los miembros de su banda -Johanna Constantine, Gael Rakotondrabe y Rob Moose-, Hagerty interpretará una veintena de temas de sus cuatro discos, es decir, Antony and the Johnsons, The criying light, Swanlights y I am bird now, en medio de un escenario inundado de la luz diseñada por el artista Chris Levine.
"La idea es tratar de explorar la luz, la diferencia entre lo blanco y lo negro; un viaje al oscuro corazón de una montaña de cuarzo, a su luz interior", ha detallado Hagerty, vestido con una gran túnica negra, vaqueros y zapatillas de deporte y su largo pelo cubriendo un lado de su cara.
No ha revelado el porqué de Swanligths (luces de cisne) y solo ha apuntado que él nunca ha pensado que fuera uno, aunque él sea el que está "en el foco" de todo. "El proceso que yo vivo es el de abrirme, el de encarrilar la energía y hacerlo en la onda en la que están también los músicos y el público. Mi trabajo es hacer accesible esa energía", ha detallado.
UN PRELUDIO DE DANZA
Su actuación está precedida de la de su "cómplice" de hace "decenas de años", es decir Johanna Constantine, que bailará Ascensión.
"La danza -ha dicho- es un tipo de encantamiento. Constantin es como la diosa Kali. En escena crea un muro de piedra de la que emerjo yo. Habla de arquetipos del futuro, de cómo serán los animales, de sobrevivir", precisa el cantante, que ha adelantado que está preparando un nuevo trabajo discográfico, algo que será "muy, muy diferente".
La música la pondrá la orquesta del Real, con la que ha establecido, asegura, una "muy estrecha relación": "Han sido tres ensayos y hemos sintonizado rápidamente. Es sorprendente, porque han captado la intención y los matices dando un paso más de lo que se hace habitualmente".
El cantante les ha pedido que, cuando toquen sus temas, lo hagan "sacando los fantasmas, los espíritus" de sus antepasados o que imaginen que son un animal, la sombra de un árbol o una hierba que crece.
"Toda mi vida como 'performer' he querido atrapar esa energía. Por ejemplo -ha dicho mientras cogía una botella-, pensamos que este agua es nueva, pero este agua ha estado en muy distintos sitios y cuerpos miles de años. Se trata de liberar esos sueños que te conectan con el mundo, de que construyan una sinfonía al beberla", se ha reído.
El espectáculo se ha ido redefiniendo y "refinando" en cada lugar por el que ha pasado y ahora será, promete, "un exquisito y formal intercambio cultural, una especie de presentación de esta música, pero mucho más elevado que un concierto".
Como artista se siente "muy comprometido" con el mundo y critica que "todo" está "en manos" de las corporaciones: "Quizá sería bueno encontrar un sistema político alternativo al capitalismo y tratar de vivir en armonía con la naturaleza y el medio ambiente".
"No soy católico. Creo en el hombre, en la espiritualidad del ser humano desde una perspectiva animística. Lo que hay en mi cabeza es el cuidado de la biodiversidad, porque el infierno es su ausencia", ha afirmado.
Anclado en el presente, "sin ninguna nostalgia por nada que haya en el pasado", está convencido de que hay que pedirle al hombre una nueva humildad "alejada de 30.000 años de testosterona" y que se sume a "la inteligencia de las mujeres", "mucho más interesante que la del papa".
Hagerty ha recordado a Lou Reed, fallecido el pasado mes de octubre, del que ha dicho que era como un padre para él.
"Era uno de mis mejores amigos. Lo pasé muy mal con su muerte porque era un hombre muy apasionado y, si era tu amigo, su presencia en tu vida era muy fuerte. Tenía el corazón de un león", ha añadido.