Salou recibe estos días las visita de 5.000 jóvenes británicos, llegados sobre todo de Inglaterra y Escocia, que reviven en tierras de Cataluña lo que en otros países, por ejemplo, hacen en el Caribe los jóvenes americanos con su Spring Break. Una fiesta regada con litros de alcohol y un descontrol habitual en este tipo de macro-celebraciones, que ya se ha hecho cita casi obligada para los universitarios británicos al inicio de sus vacaciones de Pascua.
Ya anoche, primera de las tres de celebración en el Salou Fest, los jóvenes británicos salieron a la calle y tomaron toda la ciudad, supuestamente blindada por una mayor presencia policial, y este año además "controlada" por la presencia de unos 30 monitores, específicamente encargados de desactivar a los hooligans más descontrolados.
En Salou, mientras los vecinos critican este tipo de fiestas, los propietarios de comercios y hostelería en general ven con buenos ojos esta celebración, que por décimo año consecutivo deja suculentos beneficios. La pregunta que se hacen muchos ahora es si realmente merece la pena fomentar este tipo de turismo.