Sierra del Rincón: donde el tiempo se detiene entre hayedos, museos y fiestas tradicionales

Situada a menos de cien kilómetros de la capital de España, la Sierra del Rincón es uno de los lugares más bellos y mejor conservados de la Comunidad de Madrid.

Tradicionalmente, este espacio ha estado integrado por cinco municipios: Horcajuelo de la Sierra, La Hiruela, Montejo de la Sierra, Prádena del Rincón y Puebla de la Sierra. Sin embargo, desde junio de 2022, el municipio de Madarcos se incorporó oficialmente a la Reserva de la Biosfera, ampliando así el territorio protegido y sumando un sexto núcleo a este entorno serrano.

La Sierra del Rincón destaca por su gran riqueza paisajística, la representatividad de sus ecosistemas mediterráneos y su modelo de conservación de la biodiversidad, con cerca del 90% de su territorio protegido y más de 1.000 especies de animales y plantas, de las cuales 140 son raras o endémicas.

Estas características la han hecho merecedora de formar parte de la Red Mundial de Reservas de la Biosfera de la UNESCO desde 2005, reconocimiento que se amplió en 2022 con la incorporación de Madarcos.

La Hiruela, detenida en el tiempo

Esta pequeña población serrana mantiene su estructura original. El visitante que recorre sus calles tiene la sensación de que el tiempo se detuvo hace mucho, lo que convierte a La Hiruela en un destino ideal para desconectar del mundanal ruido y para gozar de la tranquilidad y el sosiego.

Sin duda, la estrella de la localidad es la Dehesa Boyal. Aunque El Hayedo de Montejo es la joya de la corona de la Sierra del Rincón, no menos espectacular resulta este prodigioso bosque de roble melojo y albar que forma parte de la llamada Senda de las carboneras, uno de los principales pilares de subsistencia de la vida tradicional del municipio, donde destaca el Museo del Calor, en el que se reproduce una antigua carbonera (u hornera).

Otra de las curiosidades de La Hiruela es su restaurado Molino de Agua, que estuvo en funcionamiento hasta 1960 y en el que se ha habilitado un merendero al aire libre con mesas y un aula apícola. No menos interesante es el Colmenar centenario, con más de un centenar de colmenas de más de 200 años de antigüedad, el único colmenar comunitario que se conserva todavía en la Comunidad de Madrid. La calidad de la miel de La Sierra del Rincón es excelente y se puede adquirir en los establecimientos turísticos de La Hiruela y de otros pueblos de la comarca.

Para entender mejor el modo de vida tradicional en la Sierra del Rincón no hay nada mejor que visitar el Museo Etnológico de La Hiruela. Aperos de labranza, útiles ganaderos y domésticos, vestuario tradicional... Más de mil objetos, mayoritariamente donados, se conservan en este recinto de cuyas paredes penden fotografías históricas de vecinos mostrando costumbres, empleos y vida familiar.

El recorrido por la localidad no puede dejar de pasar por su Iglesia de San Miguel Arcángel. Aunque de aspecto humilde y considerada hasta hace poco carente de interés artístico, este edificio barroco de gruesos muros de mampostería, ofrece al viajero una oportunidad para tomarse un respiro contemplando la una columna que sostiene una imagen de Cristo redentor con los brazos abiertos.

Pero, si hay algo que resulta especialmente atractivo para los viajeros son las fiestas y La Hiruela cuenta con una muy especial, la 'Fiesta del Pero', una de las más singulares y de mayor renombre de la comarca dedicada al "pero", una variedad de manzana muy famosa y riquísima que se caracteriza por su agradable aroma y su exquisito sabor. La fecha de la fiesta varía en el calendario en función de la maduración de la fruta, pero suele celebrarse a finales del mes de octubre y en ella se podrán degustar hasta 30 variedades distintas, disfrutar de sendas guiadas, talleres de injerto y degustación de recetas elaboradas con esta fruta. Es muy recomendable no dejar de probar las riquísimas ostias.

Horcajuelo de la Sierra, autenticidad en todos sus rincones

Oculto entre las laderas de la Sierra del Rincón, Horcajuelo de la Sierra resulta de un atractivo particular para los turistas por su magnífica ubicación, su paraje natural y su excelente estado de conservación. La conservación urbanística del municipio fue catalogada como núcleo de interés rural en el Inventario Arquitectónico de la Comunidad de Madrid. Cuando el visitante pasea por sus calles, percibe la autenticidad en todos sus rincones.

Los arroyos que rodean Horcajuelo de la Sierra han horadado el terreno hasta dejar el pueblo en un cerro, a 1.145 m de altitud. De hecho, el nombre de Horcajuelo parece proceder de la "horca" que forman los arroyos de la Garita y Grande alrededor del pueblo. El principal recurso económico de este pueblo fue la ganadería y, concretamente, la relacionada con la lana y esto se aprecia en cualquier rincón del municipio, que conserva un importante patrimonio cultural y etnográfico.

Fruto de esa tradición encontraremos en Horcajuelo un Potro de herrar que constituye un homenaje a los usos y costumbres de la comarca. Otro elemento destacado es la Fragua en cuyo interior se ha reconstruido el antiguo taller de un herrero que nos ayuda a entender la figura del herrero-forjador, así como a familiarizarnos con las herramientas y procesos de transformación del hierro.

Además de la ganadería, Horcajuelo contaba con otro importante recurso económico, las minas de plata. La mina principal de Horcajuelo, que recibe el nombre de San Francisco, consta de unas voluminosas escombreras, una galería y pozos aterrados, así como algunas calicatas antiguas en un paraje denominado el Frontón o La Parrilla. Una senda balizada te conduce hasta el lugar y, si te separas un poco de la ruta hacia Peñas Malas, podrás acceder al antiguo polvorín que aún conserva su tejado original en piedra, así como a otra estructura –ésta en ruinas- bautizada como La Casona y cuyo uso se ha olvidado.

Para entender mejor la vida tradicional de los habitantes de la Sierra del Rincón, conviene visitar el Museo Etnológico de Horcajuelo. El propio edificio es un ejemplo de las técnicas, materiales y soluciones constructivas que caracterizan a las casas serranas, con gruesos muros de esquistos y gneis y techumbre a dos aguas, de teja curva árabe y un interior revestido con barro y paja. En él se exhiben infinidad de utensilios de trabajo relacionados con la agricultura y la ganadería, una pequeña exposición de trajes típicos de la Sierra Norte y una sala de exposiciones temporales de escultura, pintura y fotografía.

Este no es el único museo de la localidad, que cuenta además con el Museo de Vargas, que rinde homenaje a la obra del destacado artista vizcaíno Ramón de Vargas. La estrecha vinculación que el artista ha mantenido con esta localidad de la Sierra Norte de Madrid a lo largo de los años convierte este enclave en el lugar idóneo para albergar de manera permanente su valiosa colección artística.

Además de esta amplia oferta museística, la riqueza cultural de Horcajuelo tiene su joya más destacada en la Iglesia de San Nicolás de Bari, un edificio barroco del siglo XVII que se construyó sobre otro anterior del siglo XV, considerada como una de las más ricas –en arte- de toda la Sierra Norte de Madrid en el que destacan una imagen de la Piedad del siglo XVII, su impresionante retablo barroco dorado y una pila bautismal medieval y un púlpito de madera al que se accede mediante una escalera.

A unos 500 metros de la localidad, al otro lado del arroyo Grande, se erige la Ermita de Nuestra Señora de los Dolores, un poco más discreta pero igualmente bella. Este templo, además, es el punto de partida de una de las rutas de senderismo de la población que, en apenas kilómetro y medio, atraviesa varios arroyos y regala al excursionista bellos paisajes y panorámicas fotográficas.

Montejo de la Sierra, más allá del espectáculo sensorial del hayedo

En medio de un territorio montañoso y agreste, rodeado de bellas praderas y bosques, se extiende Montejo de la Sierra, una pequeña población de poco más de 400 habitantes.

Situado a los pies de la Majada de la Peña, se ha vertebrado en torno al arroyo de La Mata, un cauce fluvial que divide el territorio de norte a sur. El agua fue, por tanto, un elemento de singular importancia en Montejo y da fe de ello tanto la cantidad de antiguas fuentes que alberga su núcleo urbano, como muchos nombres de su callejero.

La tradición agropastoril de los pueblos de la Sierra del Rincón ha dejado signos identitarios en Montejo, donde es frecuente, por ejemplo, encontrar frente a muchas viviendas un grueso madero que puede parecer un banco, pero no lo es. Recibe el nombre de "machacadero" y servía antaño para machacar el lino. Otro de los elementos urbanos singulares de Montejo son los llamados "abrazamozas", unos estrechos callejones que se abren en el espacio entre viviendas y que debieron ser refugio de miradas para jóvenes enamorados. Por uno de ellos, en la zona conocida como El Zarzal entrando desde la misma plaza, llegamos a la fuente más antigua del término municipal, la Fuente del Arriero, que abastecía a Montejo de agua.

Dependiendo de la época en la que visites la población, puede que te sobrecoja en la plaza la presencia de un tronco de gran altura. Se trata de El Mayo, un pino lo más derecho y alto posible que los mozos jóvenes del pueblo colocan lo más alto posible, el último día del mes de abril, para simbolizar su arrojo y valentía.

Un recorrido por las calles del pueblo permite al viajero realizar un pequeño viaje al pasado en el que irá descubriendo pequeños tesoros como su Horno suspendido, otro de los elementos característicos de las casas serranas de la zona, en el que se cocinaba, se elaboraba pan, servía de fuente de calor para la casa y constituía un punto de reunión para los vecinos.

Otro elemento característico de la tradición serrana es el Potro de Herrar, que servía para inmovilizar el ganado cuando se le iba a herrar o para practicar alguna cura de urgencia y que se ubica frente al antiguo Toril, donde antiguamente se guardaba al toro del pueblo, el único semental que montaba a las vacas de Montejo.

En Montejo de la Sierra destacan además tres joyas arquitectónicas de carácter religioso: La iglesia de San Pedro en Cátedra de Antioquía, un templo erigido en torno al siglo XV, que hizo las veces de hospital para viajeros y peregrinos así como de sala de reuniones del Concejo y cuyo interior alberga una necrópolis; la Ermita de la Soledad, erigida en el siglo XVI, constituía el final del Vía Crucis que antiguamente recorría la Cofradía de la Vera Cruz durante las procesiones de Semana Santa, por esa razón se la conoce también como Ermita del Humilladero; y la Ermita de Nazaret, situada en lo alto de un monte, a unos dos kilómetros al sureste de Montejo, es uno de los espacios más valorados de Montejo ya que desde ella se disfruta de unas magníficas vistas de todo el valle y de unos atardeceres únicos. En ella se celebra el último sábado de mayo la Romería en honor a su patrona.

La Semana de Pasión resulta de especial interés en Montejo ya que, además de los actos religiosos y procesiones, tiene lugar durante el Sábado Santo 'la quema del Judas', un pelele de grandes dimensiones y desproporcionados atributos que es quemado en la plazuela de la Fuente de los Tres Caños. Esta tradición, pese a representar el castigo al apóstol por su traición, ha ido adquiriendo cierto aire pagano. Las celebraciones finalizan el lunes con el tradicional Hornazo, una fiesta campestre en la que participan niños y mayores.

Mención aparte merece un bosque de hayas de gran interés, el Hayedo de Montejo, declarado Patrimonio Mundial Natural por la UNESCO en 2017, un auténtico espectáculo sensorial para el viajero y uno de los enclaves más singulares que se pueden visitar en la Comunidad de Madrid.

El Hayedo de Montejo o monte de El Chaparral es conocido por el frescor que ofrece en verano y por su hermoso colorido otoñal, aunque tras este espectáculo sensorial hay un mundo de conexiones biológicas, geológicas y climáticas que merece la pena conocer.

Prádena del rincón, naturaleza inclusiva

Prádena del Rincón es otro de los enclaves de la Sierra del Rincón que merece ser explorado. Es un lugar tranquilo, cuenta con buenas muestras de arquitectura tradicional y, en su entorno, la naturaleza se despliega generosamente. El agua es, de nuevo aquí, protagonista ya que sus inmediaciones están surcadas por varios cauces fluviales entre los que destaca el río de la Nava. También atraviesa su territorio la reguera de Paredes, que trae agua desde La Hiruela.

A unos dos kilómetros del municipio se accede a la Laguna del Salmoral, un estanque artificial de 20.000 metros cuadrados que fue construido a principios del siglo XX para el riego de las huertas y pastos del municipio y que hoy en día es un atractivo espacio turístico y medioambiental. Se trata además de un espacio plenamente inclusivo ya que alrededor de la laguna discurre un camino adaptado para personas con discapacidad visual y con movilidad reducida que cuenta con una cuerda, que hace las veces de lazarillo o carteles escritos en sistema braille.

En la pradera adyacente a la laguna también podemos visitar el Museo de las Rocas, un museo al aire libre donde podemos ver distribuidas por el suelo porciones de rocas extraídas de la sierra de Madrid y con las que se construyen la mayoría de las casas de estos pueblos típicos de la Sierra del Rincón.

Otro enclave natural destacado de Prádena es el Bosquete de Arces de Montpelier y Peonías. Esta especie de arces en contadas ocasiones constituye arboledas dignas de ser consideradas y las que existen en España son catalogadas como singulares. Este enclave cuenta con multitud de ejemplares de gran tamaño, formando un caprichoso bosquete que durante el otoño ofrece un colorido excepcional. Durante la primavera este bosquete se salpica de color gracias al nacimiento de multitud de preciosas peonías.

No menos atractivo resulta el patrimonio histórico y etnográfico de esta localidad de la Sierra madrileña, donde destaca su Taller de Fundición de Campanas. Se trata del primer taller artesanal medieval de fabricación de campanas con sus respectivos moldes y un horno para la fundición que es además uno de los mayores y mejor conservados de toda España.

No lejos de ahí, se yergue un Potro de Herrar, un vestigio del pasado ganadero de este pueblo de la sierra, junto a las viviendas de carácter rural, que se mezclan en Prádena con construcciones de uso agropecuario. Entre ellas cabe destacar tres chozas en las que destacan sus tejados y sus fachadas enfoscadas y encaladas. También es común que, recorriendo las Sendas Verdes de Prádena del Rincón, te encuentres con los Tinaos o cerraderos, construidos para cobijar el ganado en las noches de inviernos.

Para ayudar a entender mejor el pasado ganadero de la zona se ha erigido el Área interpretativa de la Trashumancia, un museo al aire libre que rinde homenaje a la histórica práctica trashumante de la Sierra del Rincón. Este espacio alberga esculturas de metal que evocan a un pastor con sus ovejas y la vida de aquellos que cada año emprendían el camino hacia tierras de pasto más cálidas.

Prádena cuenta además con uno de los escasos ejemplos de importantes restos de arquitectura románica en la región, la Iglesia parroquial de Santo Domingo de Silos, catalogada como Bien de Interés Cultural y en la que conviven vestigios del arte románico rural y mudéjar. El espacio alberga además un museo donde se encuentran los yacimientos de una antigua necrópolis. Los que busquen una experiencia completa pueden acceder al campanario de la Iglesia para disfrutar de unas espléndidas vistas.

Puebla de la Sierra, un paseo por el Valle de los sueños

Una estrecha calzada que, en algunos puntos, supera los 1.600 metros de altitud -y que ocasionalmente queda cortada por la nieve en invierno-, nos conduce hasta el núcleo urbano de Puebla de la Sierra, el municipio más aislado de la Sierra del Rincón. Es difícil encontrar otra carretera tan pintoresca y entorno natural tan privilegiado en los alrededores. A lo largo de 18 kilómetros no encontraremos otro pueblo, ni casa alguna, tan sólo frondosos bosques donde destacan sus singulares formaciones de robles centenarios, que conforman una de las zonas núcleo de esta Reserva de la Biosfera.

Al igual que las otras localidades que componen la Sierra del Rincón, en Puebla de la Sierra también encontramos importantes vestigios de su pasado agrícola y ganadero. Destacan su antigua Fragua que, a diferencia de la de Horcajuelo, no está museizada y se emplea, fundamentalmente, para hacer talleres pedagógicos dentro de un programa de recuperación de costumbres y antiguos oficios.

Con ese mismo objetivo, se ha rehabilitado el Molino de Abajo, que data del siglo XVIII, y que hoy en día se sigue usando para la reparación y fabricación de arados, azadas, herraduras o clavos. En Puebla de la Sierra se conservan también los antiguos Tinaos de los Pastores, elementos indiscutibles en la arquitectura tradicional serrana.

No menos importante es su tradición apícola. Tras un recinto amurallado en piedra, se extienden más de un centenar de colmenas fabricadas de manera tradicional que recibían el nombre de corchos y que constituyen, probablemente, el único Colmenar comunitario que se conserva todavía en la Comunidad de Madrid.

Otro de los edificios destacados de Puebla de la Sierra es el antiguo Lavadero. Justo en esta zona también comienza la famosa Ruta de Robles, un auténtico sendero con los árboles más milenarios de la sierra.

Puebla de la Sierra cuenta también con una amplia oferta museística y patrimonial en el que destacan la Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción, erigida a principios del siglo XVII, y la Ermita de Nuestra Señora de la Soledad, que alberga a la patrona de la localidad, la Virgen de los Dolores que es trasladada en procesión durante las fiestas de septiembre. Junto a ella podemos encontrar la famosa fuente árabe.

Pero si hay un rasgo distintivo de Puebla éste es, sin lugar a dudas, El Valle de los Sueños, que convierte su espacio urbano en un museo al aire libre. La iniciativa partió en 2005 del escultor local Federico Eguía y, desde entonces, se han diseminado a lo largo de un trazado de 1.300 metros, 50 obras de autores contemporáneos de diversas nacionalidades.

Dentro de este museo al aire libre destacan el Museo Japonés, el único que existe hasta el momento y la Silla Gigante de 5 metros de alto que se ha situado aproximadamente a 2 kilómetros del núcleo urbano ya la que los visitantes acuden para obtener una fotografía singular.

Madarcos, el nuevo integrante de la Reserva

En junio de 2022, Madarcos fue incluido oficialmente en la Reserva de la Biosfera Sierra del Rincón, sumando 860,7 hectáreas al espacio protegido. Este pequeño municipio destaca por su riqueza florística, hábitats prioritarios y dinamismo local, aportando un valor añadido ante el reto de la despoblación rural y reforzando la singularidad de la comarca.

Para quienes buscan descubrir la esencia más auténtica de la Sierra Norte de Madrid, la Sierra del Rincón ofrece un viaje inolvidable a través de pueblos llenos de historia, paisajes protegidos y tradiciones vivas. Ya sea recorriendo sus sendas verdes, disfrutando de la hospitalidad local o participando en sus fiestas y actividades, este rincón declarado Reserva de la Biosfera invita a detener el tiempo y a conectar con la naturaleza y la cultura rural en estado puro.

Más información en:

• https://www.sierradelrincon.org/
• https://www.turismomadrid.es/es/61-sierra-norte/10988-sierra-del-rincon-info.html