Pepu Hernández, la política como una cancha de baloncesto

Pepu Hernández (EFE)
Pepu Hernández (EFE)

Su nombre está asociado al baloncesto. Al BALONCESTO con mayúsculas, como bien proclamó en 2006, cuando dirigió desde el banquillo a la selección española campeona del mundo. Es el Vicente del Bosque de la canasta española y, como tal, ya figura en la historia del deporte español. Por eso, el paso a la política de José Vicente Hernández, 'Pepu' no solo para sus amigos, sino también para todo el mundo, ha sorprendido a muchos, pero no tanto a quienes le conocen de cerca. Su carácter inquieto, su curiosidad y su necesidad de aportar le llevaron a aceptar la propuesta de Pedro Sánchez de luchar por la Alcaldía de Madrid. Es la carta bajo la manga de los socialistas en la capital, esperando que el espíritu ganador de Pepu Hernández lleve al PSOE a controlar el Consistorio madrileño.

Su amor por el baloncesto le define como un hombre de equipo y eso lo lleva a la práctica en todos los retos que se pone por delante. Por eso mismo promete diálogo a sus rivales políticos, como miembros de un equipo y con Madrid como gran cancha de juego. Pero que su tono conciliador no confunda a nadie: el deporte también le ha enseñado a ser exigente, estratega y reflexivo. No lo pondrá todo tan fácil, ni siendo alcalde ni estando en la oposición.

El deporte que le define

Nacido en febrero de 1958, Pepu Hernández ha dejado tras de sí toda una trayectoria deportiva que tiene al Estudiantes como el equipo de sus amores. A los 8 años, ingresó en el colegio Ramiro de Maeztu y desde entonces toda su vida ha estado asociada al club estudiantil. No hizo carrera como profesional, pero pasó como entrenador en todas las categorías del Estudiantes hasta dirigir al primer equipo durante once años entre 1994 y 2005. Repitió en una segunda etapa en la temporada 2011-2012. Su único título fue esa histórica Copa del Rey del año 2000, sumando dos subcampeonatos en la Copa Korac (1999) y en la Liga ACB (2004), todo un mérito para un club que no cuenta con los millones de otros equipos y que vive de su cantera. Quizá por ello fue merecido el título de mejor entrenador de la temporada 2003-2004, todo un reconocimiento de sus compañeros de profesión.

Eso le llevó a dirigir a la selección española de baloncesto, a la que llevó a ese inolvidable campeonato del mundo de 2006. Se tuvo que ir a Japón para conquistarlo. HISTORIA, también con mayúsculas. Luego, un pequeño periplo por el Joventut y la mencionada vuelta al Estudiantes marcaron el cierre de su ciclo como entrenador.

"Socialista de corazón"

Pepu ha vivido del baloncesto y por ello no tuvo tiempo de terminar la carrera de Periodismo. Su pasión por el balón grande hizo que se decantara por el deporte, pero nunca ha perdido poder de comunicación, como bien ha demostrado en cursos y clinics de baloncesto que ha impartido por toda la geografía nacional y en eventos en los que ha ejercido de comentarista.

Padre de tres hijas, dos de ellas gemelas, el gusanillo de permanecer activo le ha hecho olvidar su 'jubilación' baloncentística y entrar, a sus 61 años, en política para intentar coger el mando de la ciudad que le vio nacer. Se siente "socialista de corazón", aunque no es militante ni, anuncia, se hará el carné. Ya tiene su huella particular en la capital dando su nombre al centro deportivo municipal de la avenida Niza, en el distrito de San Blas, pero busca dejar su sello en otro terreno. Su espíritu afable puede verse al mismo tiempo como una virtud y una debilidad. Como debilidad fue su primera polémica como político: una sociedad para ahorrarse impuestos. Solo el tiempo dirá dónde se mueve mejor en dos mundos tan competitivos: en el baloncesto o en la política.

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