El Tour de Francia celebrará este jueves el centenario del primer ascenso del Galibier y lo hará situando en su cima la meta por primera vez, lo que convertirá al mítico puerto alpino en el techo de la ronda gala.
Nunca antes el Tour había tenido una llegada a 2.645 metros de altura, un reto difícil para los organizadores que han visto como los riesgos de caída de nieve pueden hacer peligrar la celebración.
No sería la primera vez que la nieve en julio obliga a los organizadores a cambiar de planes y a suspender el paso por el Galibier, algo que ya sucedió en 1996, cuando comprobaron que el puerto era impracticable y neutralizaron esa parte de la carrera, que se pasó en coche.
El Galibier ha sido la cima que más veces ha ascendido el pelotón y en su cima han dejado grabado su nombre los ciclistas que han escrito las páginas más brillantes de la carrera.
Emile Georget fue el primero en coronar el puerto el 10 julio de 1911. Entonces sólo subió hasta los 2.556 metros, porque la meta estaba un poco más abajo de lo que se asciende ahora.
La subida se ha mejorado en los últimos años. Federico Martín Bahamones, que la coronó en cabeza en dos de las tres veces que la ascendió, en 1954 y 1964, recuerda que los últimos metros estaban sin asfaltar, llenos de socavones que había que superar más como ciclistas de ciclocross, que de carretera.
"Entonces era más duro, llegábamos al Galibier con 200 kilómetros en las piernas", afirma el español de 83 años.
Si para Bahamontes subir al Galibier fue casi siempre un motivo de éxito, Raymond Poulidor nunca lo coronó en cabeza de las siete veces que lo afrontó y el francés recuerda que en 1974 una pájara en sus rampas le hizo perder el Tour.
El Galibier entró en la leyenda del Tour de la mano del inventor de la carrera, Henri Desgrange que, junto con Alphonse Steinès, buscaban una cota estratosférica.
"¿No tienen alas los hombres que se han elevado hasta alturas a las que no llegan ni las águilas?", escribió Desgrange en su crónica del diario "L'Auto" antes de minimizar el resto de las cumbres que hasta ese momento había atravesado el Tour que no eran "nada" al lado del Galibier.
De hecho, el centenario Col tendrá dos homenajes, el primero como meta de la etapa reina, tras haber ascendido el inédito Agnel y el durísimo Izoard. Será la culminación de la etapa de alta montaña más dura, más de 200 kilómetros.
El Galibier se subirá ese día por su cara más suave pero más larga, con 22,8 kilómetros de ascenso y una pendiente media del 4,9 por ciento.
Al día siguiente, el Galibier figura de nuevo en el menú de la jornada, esta vez en la cara más corta y ascendente, con 16,7 kilómetros al 6,9 por ciento de pendiente media.
Será el punto medio de una etapa explosiva, la última de montaña, en la que los ciclistas no pararán de subir y bajar.
El Galibier estará precedido de la subida al Telegraphe, 6,5 kilómetros al 7,1 por ciento de desnivel, y será la antesala de otro mito, el Alpe d'Huez y sus 21 curvas repartidas entre los 13,8 kilómetros de ascenso ininterrumpido con una pendiente media del 8 por ciento.