El Real Madrid salió muy tocado de su visita al Wolfsburgo (2-0) en el partido de ida de cuartos de final de la Liga de Campeones y tiró por la borda la euforia conseguida tras el clásico en un partido que ofreció una de las peores versiones de los merengues, obligados a una nueva remontada en el Santiago Bernabéu la próxima semana.