La 'locura' de Rüdiger y la 'mala pata' de Julián, así se decidió el 'Euroderbi'
El Real Madrid venció al Atleti en una tanda de penaltis para la historia y ya está en cuartos de Champions League
El "fallo" de Julián y la celebración de Rüdiger |Europa Press
SERGIO HERVÁS
El Real Madrid logró su billete a los cuartos de final de la Liga de Campeoens tras derrotar al Atlético de Madrid en la tanda penaltis.
La vuelta en el estadio Metropolitano poco tuvo que ver con lo sucedido en la ida. Si en el estadio Santiago Bernabéu se dijo que a los de Ancelotti les faltó colmillo para sentenciar o dejar encarrilada la eliminatoria; en el feudo colchonero cambiaron las tornas.
Apenas 30 segundos tardaron los de Simeone, por medio de Connor Gallagher, en dar un golpe sobre la mesa, igualar la contienda y hacerle saber al Real Madrid que lucharían con uñas y dientes por teñir la capital de rojiblanco.
El mazazo del centrocampista inglés en los primeros compases de juego ni mucho menos hizo espabilar al Real Madrid. Los de Chamartín, pecando de exceso de confianza, no terminaron de entrar en el partido y, tras el tanto local, no consiguieron generar peligro sobre la meta de Oblak.
Poco a poco, el paso de los minutos hizo que sendos conjuntos cogieran sensaciones, crecieran en el partido y ofrecieran un auténtico espectáculo futbolístico que bien podría haber sido una final de Liga de Campeones.
Vinicius falló y mantuvo con vida al Atleti
Vinicius y Kylian Mbappé |Europa Press
No obstante, hubo un detalle que puedo cambiarlo todo y decidir este choque tremendamente igualado. Corría el minuto 69 cuando los muchachos de Ancelotti dibujaron uno de esos contrataques que tanto gustan por Chamartín.
La triangulación vertiginosa del club blanco concluyó con un penalti de Lenglet sobre Mbappé que no pasó inadvertido para el colegiado.
Era el momento de dar un paso al frente, de asumir responsabilidades. La hora de los líderes, de quienes se saben elegidos para hacer historia. Muchos daban por hecho que Kylian, tras provocar la pena máxima, sería el que la ejecutase, pero fue Vinicius quien situó el esférico en el punto de penalti y se dispuso a sentenciar el pase a cuartos.
Debía ser él, quién si no. El jugador al que amenazaron de muerte con un muñeco con su camiseta colgada de un puente cercano a Valdebebas.
El jugador al que se insulta y desea la muerte cada vez que pisa el Metropolitano (y cuando no también); el jugador que, con el The Best en sus vitrinas, tuvo que soportar el lanzamiento de balones de playa por parte de la afición rojiblanca.
El contexto era idílico. Era el momento, su momento. El momento de bailar por los que intentaron impedírselo; el momento de callar todas esas bocas que le menospreciaron; el momento, en definitiva, de marcar y demostrarle al mundo quién es Vinicius Júnior.
Sin embargo, con todo a favor y un Metropolitano enmudecido sosteniendo la respiración por lo que podía estar a punto de suceder, el brasileño erró su lanzamiento.
El disparo de Vinicius se marchó por encima de la meta de Oblak y, entonces, comenzaron las risas, las burlas y los cánticos de "balón de playa" de una afición que, una vez más, canto victoria antes de tiempo.
Una tanda de penaltis para la historia
Penalti de Jude Bellingham |Europa Press
Tras el fallo del 7 blanco y la incapacidad de uno y otro equipo para desequilibrar la balanza durante el tiempo reglamentario y la prórroga, se llegó a los penaltis.
Otra vez. Otra vez el Atlético de Madrid y el Real Madrid jugándoselo todo en Champions al azar de los once metros. Esta historia ya la conocíamos, pero... ¿volvería a sonreírle la fortuna al conjunto blanco?
Lucas ganó el sorteo y los de Ancelotti empezaron tirando. Mbappé fue el primero en acudir a su cita con la historia. El francés, exhausto, no falló y anotó el primero para el Real Madrid.
Por parte del Atleti, Sorloth empezó lanzando y marcando para igualar una tanda que, desde el primer momento, prometía ser histórica.
Era el turno de Bellingham. Jude cogió su característica carrerilla, resopló, miró a Oblak y envió el esférico al fondo de las mallas para desatar la locura en el madridismo.
Tras el penalti anotado por el inglés, llegó el momento que, para muchos, decidió la eliminatoria. Julián Álvarez se dispuso a lanzar y, aunque resbaló en el momento justo del golpeo, logró marcar su penalti.
Todo parecía en tablas, pero, de pronto, algo ocurrió. Courtois se dirige al colegiado, le dice algo al oído y el árbitro detiene el penalti que estaba a punto de tirar Valverde.
El VAR confirma las sospechas del guardameta madridista: Julián, en su caída, tocó dos veces el balón antes de llevarlo a la red. Los corazones rojiblancos se detuvieron; los madridistas, comenzaron a latir con más fuerza.
¡Ver para creer! El colegiado acababa de anular el penalti de la araña, dándolo como fallado, y el Real Madrid tenía pie y medio en cuartos.
Fede Valverde, aún incrédulo con lo que acababa de suceder, no titubeó y anotó el tercero para el conjunto blanco. Tras él, Correa hizo lo propio para mantener con vida a su Atlético de Madrid.
Celebración Fede Valverde |Europa Press
Llegó la hora de Lucas Vázquez. El del malabarismo en Milán, el de los toques en el Etihad. Pues, contra todo pronóstico, esta vez el gallego falló y permitió a los de Simeone igualar la tanda.
Llorente asumió la responsabilidad. Por su cabeza debieron pasar mil cosas antes de lanzar: su etapa madridista, su polémico tweet: "Los penaltis es lo que tiene", allá por 2011... Quién sabe.
La cuestión es que el ex canterano blanco emuló a Juanfran Torres enviando el esférico a la madera (esta vez al larguero) y dejando a su Atleti prácticamente fuera de esa competición que tanto se les resiste.
El Real Madrid estaba cerca, muy cerca. Rozaba el billete a cuartos, pero aún faltaba algo. Faltaba el penalti de Antonio Rüdiger y quién mejor que un loco para desatar la locura en el madridismo. Antonio, con algo de suspense, batió a Oblak y volvió a teñir la capital de blanco para avisar al Viejo Continente que el vigente 'rey' quiere revalidar su trono.