Jordi Ribera, que fue presentado como nuevo seleccionador español de balonmano, afronta su llegada al banquillo del conjunto nacional con el doble reto de construir un equipo para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 sin perder la competitividad que ha permitido a los "hispanos" disputar, al menos, las semifinales de los tres últimos Europeos y Mundiales.
"En todos los sitios que he trabajado no he pensado que mañana me voy a ir. Cuando fui a Brasil pensaba que iba a estar allí toda mi vida, cuando fui al Ademar pensaba que iba a vivir toda la vida en León, lo que hago es trabajar pensando en el futuro y pensando en el presente, independientemente de si estaré o no estaré yo", señaló Ribera.
A EXPENSAS DE LAS ELECCIONES
Una filosofía que le ayudará a afrontar la situación de provisionalidad que vivirá en sus primeros meses en el cargo, en el que por el momento tan sólo tiene asegurada su continuidad hasta la conclusión del Mundial que se disputará el próximo mes de enero en Francia, a expensas de los resultados de las elecciones a la presidencia de la Federación de Balonmano que se celebrarán el próximo mes de diciembre.
Si en los comicios vence el actual presidente, Francisco Blázquez, por el momento el único candidato que se ha postulado públicamente a la presidencia, Jordi Ribera seguirá en el cargo hasta 2020, mientras que si, por contra, es otro candidato el ganador, su puesto como seleccionador quedará a expensas de la decisión del nuevo presidente.
