Real Madrid y Barcelona van a por todas. Mientras la UEFA ha decidido estudiar los incidentes del partido de ida de las semifinales de la Champions y las declaraciones de José Mourinho tras el partido, ambos clubes siguen tirándose los trastos a la cabeza.
Los barcelonistas quieren que su honor y su imagen no se vean dañados por las palabras del entrenador blanco, mientras que el Real Madrid pretende que los jugadores azulgranas sean sancionados por fingir lesiones y sanciones, al tiempo que pretende recuperar a Pepe para el partido del Nou Camp. El portugués fue expulsado en una jugada en la que hay balón por medio (el árbitro alemán Stark alegó en el acta que no lo había) y además se ha demostrado en las imágenes del partido que no golpea la pierna de Alves porque éste la retira antes de caer en el terreno de juego y retorcerse como si le hubieran partido la pierna.
La tensión continúa y afortunadamente ya sólo queda un clásico a la vista esta temporada, porque lo que se presumía iban a ser 4 fiestas del fútbol se ha convertido en una guerra llena de batallas campales en las que cada cual esgrime como puede sus armas en busca de ganar al contrario de la manera que sea. Por lo visto, a ninguno de los dos clubes les importan los medios con tal de conseguir el fin de superar al rival.