Joao Félix y Luis Suárez, con dos goles cada uno, resolvieron el duelo entre el Atlético y el Alavés (4-1), que deja al conjunto rojiblanco tercero provisionalmente y hunde al equipo vitoriano a la última plaza, pese a que igualaron el tanto inicial rojiblanco con un cabezazo de Gonzalo Escalante.
Tras una primera mitad de juego gris en la que lo único que brilló fue el remate de cabeza de Joao Félix, Escalante sorprendió a los rojiblancos con el empate de cabeza en el 63. Matheus Cunha, que volvía a los terrenos de juego tras mes y medio de baja, provocó un penalti de Florian Lejeune que transformó Suárez. Ya en los últimos diez minutos, Joao y Suárez engordaron el marcador para el 4-1.
El primer tiempo fue una secuencia de faltas, parones, choques, imprecisiones y concesiones que pusieron en duda incluso la división del encuentro.
No hay ninguna, en cambio, de la categoría de Joao Félix. La diferencia está en él. No sólo en el duelo de este sábado, porque el Atlético tomó ventaja en el minuto 10 con un nuevo gol suyo (el sexto en las últimas seis jornadas -tres de los cuatro anteriores ya abrieron los triunfos recientes ante Osasuna, el Betis y el Cádiz- y el séptimo en sus ocho últimos encuentros oficiales), sino en la reacción incontestable de todo el equipo. Ha participado en diez goles en los últimos diez encuentros del conjunto rojiblanco.
También fue lo único salvable de la primera parte. Cuando él participó sucedió algo. Cuando no, todo era un laberinto sin salida para el Atlético, que encadena seis victorias consecutivas, ha recuperado su posición en la zona de la Liga de Campeones, incluso se siente capaz de alcanzar una segunda plaza que hace un mes parecía imposible, además de que está en cuartos de final de la 'Champions', pero su fútbol está aún lejos de sus expectativas. Muy lejos. También en la presión, en la solidez o en el nivel que pretende.
Nunca se sabe con el Atlético, tampoco, si todo lo que sucedió después del 1-0 fue una cuestión más de conformidad con la mínima ventaja, sin exigirse más de lo indispensable para conservar el triunfo parcial, viendo lo que viene el próximo martes, el tremendo desafío contra el Manchester City en los cuartos de final de la Liga de Campeones, o si su fútbol está en los parámetros insustanciales, de bajo nivel, en los que se movió en el duelo de este sábado, por más que tuviera en el campo jugadores de tanta clase como tiene.
Hay dos acciones del primer tiempo que sortearon la mediocridad. Una fue el gol anulado a Lemar, a servicio de Lodi. La otra fue, un par de minuto después, la jugada que originó el certero cabezazo, perfecto de ejecución, de Joao Félix para el 1-0. Su remate tan solitario pone en un apuro a la estructura defensiva del Alavés, pero el recorrido hacia ese momento del Atlético fue concluyente, por el pase entre líneas de Marcos Llorente, por la combinación entre Griezmann y Lemar y por el centro perfecto de Vrsaljko desde la derecha.
Un instante de inspiración le bastó al conjunto rojiblanco, que acabó el primer acto con un solo remate a portería, el del gol. Ni eso alcanzó el Alavés, que se reinició para el segundo tiempo, más intenso, más atrevido, más convencido de que no es para tanto visitar actualmente el Wanda Metropolitano, más aún si el Atlético está al ralentí como este sábado, expuesto desde la reanudación al filo de la decepción por falta de ambición.
Y, como no podía ser de otra forma, lo empató el Alavés. No lo hizo antes porque ni Lejeune ni Laguardia conectaron, por centímetros, un balón suelto que habría sido gol en cualquiera de los dos casos cuando el encuentro bordeaba la hora del choque, pero sí después, cuando Gonzalo Escalante cabeceó una parábola que batió a Jan Oblak. Un perfecto cabezazo que enseñó la enésima lección de este curso al Atlético: a nadie se le gana con la camiseta.
La victoria exige mucho más que echarse atrás a esperar de qué es capaz el adversario, porque, normalmente, en estas alturas, tantas concesiones no las perdona absolutamente nadie. Ni siquiera el Alavés, que luego se lanzó él mismo al abismo con un penalti tan imprudente como inocente de Lejeune sobre Matheus Cunha, en el primer balón que tocaba el brasileño en competición en un mes y medio.
La transformación de la pena máxima -y de la victoria- correspondió a Luis Suárez. En el minuto 75. Aún quedaba un cuarto de hora. Ya no permitió más el Atlético, que esquivó de penalti un sonrojo innecesario y que sentenció con el 3-1 de Joao Félix instantes después. El 4-1 fue de Luis Suárez al borde del final. Dos Atléticos. Y muchos más goles que juego... a la espera del Barcelona-Sevilla de este domingo.
FichA TÉCNICA
Atlético de Madrid: Oblak; Vrsaljko, Savic, Giménez (Felipe, m. 86), Reinildo, Lodi (Carrasco, m. 46); Llorente (Cunha, m. 72), Kondogbia, Lemar (De Paul, m. 46); Griezmann (Luis Suárez, m. 60), Joao Félix.
Alavés: Pacheco; Tenaglia, Laguardia, Lejeune, Duarte; Escalante, Pina (Pellistri, m. 77); Édgar (Loum, m. 77), Pere Pons (Manu Vallejo, m. 46), Luis Rioja (Miguel, m. 86); Joselu.
Goles: 1-0, m. 10: Joao Félix. 1-1, m. 62: Escalante. 2-1, m. 75: Luis Suárez, de penalti. 3-1, m. 82: Joao Félix. 4-1, m. 88: Luis Suárez.
Árbitro: Melero López (C. Andaluz). Amonestó al local Marcos Llorente (m. 71).
Incidencias: partido correspondiente a la trigésima jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio Wanda Metropolitano ante 51.467 espectadores. Antes del inicio del encuentro se guardó un minuto de silencio en memoria de Carlos Simeone, padre de Diego Simeone y fallecido el pasado viernes.
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