Los mapas de Cercanías, los logotipos de empresas como Mapfre o Ferrovial e instituciones como la UNED o la SGAE, los míticos diseños de los libros de texto de la editorial Anaya de los años ochenta, el revolucionario modelo de teléfono Domo, con el que Telefónica jubiló al viejecito Góndola... ¿a que todos te suenan? Pues son obra del diseñador madrileño Alberto Corazón, a quien el Espacio Fundación Telefónica rinde tributo hasta el 4 de octubre con una retrospectiva que reúne cerca de 400 piezas realizadas desde los años sesenta hasta la actualidad. Carteles, imágenes y bocetos, logotipos, maquetas... gran parte del universo Corazón está reunido en una colección que pretende homenajear a uno de los mayores creadores de nuestro tiempo.
La exposición se completa con talleres para que niños, jóvenes y adultos se conviertan en diseñadores por unas horas y, a través de la electrónica y tecnología, también puedan acercarse al mundo de la joyería y ropa inteligente. Además, hay visitas comentadas gratuitas de una hora de duración todos los martes a las 12:00 h. Y los días 17 y 22 de septiembre se celebrarán dos encuentros con el propio creador, en los que hablará de diseño y comunicación con diferentes profesionales y expertos en la materia, en mesas redondas dedicadas a la tipografía, la comunicación gráfica, logos y marcas del siglo XXI.
Diseñador, pintor y escultor, su huella conceptual y estética es prolija. Ha publicado una decena de libros sobre diseño y creación plástica, exponentes del compromiso con su trabajo. Académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, ha sido galardonado por las más prestigiosas instituciones profesionales internacionales, y en España, con el Premio Nacional de Diseño 1989. No hay área del diseño gráfico ni industrial donde no haya trabajado el diseñador madrileño, que defiende su oficio como una actividad necesaria e inteligente, que debe partir de la reflexión, el pensamiento y no tanto de la tendencia mecanicista que se va imponiendo en los últimos tiempos: "El riesgo del diseño, hoy en día, es olvidarse de la funcionalidad y aceptar la penalización de la estética. En los últimos años el ratón del ordenador ha sustituido al lápiz y ya nada puede ser como antes".