Alberto Chicote también tiene un lado tierno y comprensivo y lo demuestra en Pesadilla en la Piscina

Chicote rompe moldes. Después de arrasar en cocinas, oficinas y chiringuitos, ha aprovechado la apertura de las piscinas para poner firme al socorrista de una de ellas. Al socorrista, al flotador, a la chica que toma el sol y a quien haga falta. Claro que, de vez en cuando, hasta al tipo más severo se le despierta el instinto protector.

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