Irlanda aceptará ayudas para la banca, pero se resiste a hablar de rescate

El Gobierno irlandés se resiste a hablar de rescate, pero hoy reconoció que podría aceptar la creación de un fondo para solventar los problemas del sistema bancario, tras la visita a Dublín de la Comisión Europea (CE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE).

Esa fue la señal más clara emitida por Dublín respecto a la posibilidad de que acepte ayuda internacional para atajar la profunda crisis económica que atraviesa el país, a pesar de que continúa renuente a presentar una solicitud formal ante las autoridades comunitarias.

Dado que parece inevitable que la Unión Europea (UE) acudirá al rescate de Irlanda, el Gobierno irlandés se esforzó hoy por rebajar los recelos que ha despertado la presencia en la capital de enviados de los organismos internacionales

En respuesta a las acusaciones de la oposición, el primer ministro, Brian Cowen, insistió en que la soberanía irlandesa sobre política económica no "está cuestionada".

El primer ministro recordó que su país, en términos monetarios, comparte su soberanía con los socios comunitarios, con los que trabaja, dijo, para hallar una solución a problemas más amplios.

Antes, su ministro de Finanzas, Brian Lenihan, afirmó que Irlanda podría aceptar una ayuda económica para la banca en forma de "fondo de contingencia", lo que no significa, precisó, que se vaya a utilizar.

Aunque aún se desconocen las cifras que manejan la comisión técnica y el Gobierno de Dublín respecto al montante final del rescate, el gobernador del Banco Central irlandés, Patrick Honohan, estimó que el país tendrá que recibir "decenas de miles de millones de euros" para que los mercados recuperen la confianza.

La oposición dejó claro que le importa poco si el Gobierno llama "préstamos", "fondo de contingencia" o "rescate económico" a la oferta de ayuda de la UE.

Lo que preocupa en Irlanda es la supuesta pérdida de soberanía tras la llegada a la isla de organismos como el FMI y los requisitos incluidos en el programa de rescate que, según se apunta desde Bruselas, serán en su mayoría relativos a la reestructuración de los bancos.

En este sentido, el Gobierno comenzó a delimitar sus "líneas rojas" de cara a una negociación con la CE, el FMI y el BCE.

Cowen recordó que, según el texto del Tratado de Lisboa de la UE, los asuntos fiscales son cuestiones que solo competen a los Gobiernos nacionales.

Por ese motivo, considera "innegociable" la reducción del impuesto sobre sociedades, que actualmente está fijado en el 12%, una tasa que algunos socios comunitarios califican de competencia desleal.

"De momento, estamos estudiando cuales son las mejores opciones", añadió el "Taoiseach" (primer ministro) con palabras similares a las utilizadas por su ministro de Empresas y Comercio, Batt O'Keefe, quien ha comparado las conversaciones con la comisión técnica a una partida de póquer.

Dublín confía en que la comisión no decida incrementar los límites fijados por el Gobierno en el plan de recortes cuatrienal, que se presentará la próxima semana y del que se espera que genere un ahorro de 15.000 millones de euros y reduzca el déficit hasta el 3 por ciento del Producto Interior Bruto (PBI) en 2014.

La primera fase de ese plan comenzará a rodar el próximo 7 de diciembre con la presentación de los presupuestos generales para 2011, en los que se incluyen recortes por valor de 6.000 millones de euros, una cifra que el Ejecutivo también quiere mantener intacta.

En este sentido, Lenihan indicó que los problemas de Irlanda no son "presupuestarios" sino bancarios, pues identificó deficiencias "estructurales" en la sistema financiero.

El titular de Finanzas también explicó que la misión de la CE, el FMI y el BCE tiene como objetivo examinar "la forma" que tomará cualquier paquete de ayudas para la banca, al tiempo que recalcó que todos los depósitos bancarios están "a salvo y garantizados".

Lenihan recordó que los tres organismos quieren reforzar con nuevas propuestas las medidas ya tomadas por el Gobierno para rescatar a la banca, como son la garantía estatal sobre los depósitos, la recapitalización de las entidades y la creación de la Agencia la Agencia Nacional de Gestión de Activos (NAMA), el "banco malo" donde se transfieren los activos tóxicos de los bancos.