La pandemia de Covid cambia la cirugía de las cataratas

  • Los retrasos de las cirugías y de los controles recomendados a los pacientes ya operados aumentan el riesgo de problemas en la visión
Las cataratas, un problema en la vista cada vez con más casos
Las cataratas, un problema en la vista cada vez con más casos |EUROPA PRESS

Las cataratas son la causa más común de ceguera en el mundo. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se define la catarata como la pérdida de transparencia de la lente natural (cristalino) que impide el normal paso de la luz. No hay nada que influya en su desaparición y, por tanto, no se puede prevenir, la única solución es quirúrgica.

En España se llevan a cabo alrededor de 500.000 operaciones de cataratas al año, por lo que es una de las cirugías más demandadas en el campo de la oftalmología.

La cirugía de cataratas consiste en sustituir el cristalino opacificado por una lente intraocular artificial adaptada y personalizada a las necesidades de cada paciente. Hoy en día es unos de los procedimientos oftalmológicos más rápidos, efectivos e indoloros que no requieren ingreso hospitalario pero exige máximos cuidados para mantener la asepsia antes, durante y después de la cirugía. Estos procedimientos se han visto alterados durante la pandemia por Covid exigiendo aún más medidas y protocolos que eviten el riesgo de infecciones como la endoftalmitis que podrían causar ceguera.

Los retrasos de las cirugías y de los controles recomendados a los pacientes ya operados aumentan el riesgo de problemas en la visión. Durante la pandemia, los Servicios de Oftalmología perdieron el 81% de su actividad anual de pacientes en periodos de dos semanas en marzo y abril de 2020 respecto al mismo periodo en 2019. Esto incluye una reducción del 97% en el volumen de la cirugía de cataratas, la mayor reducción de cualquier procedimiento de rutina quirúrgica y el retraso de las urgentes “por la necesidad de priorizar las emergencias”.

Así se manifiesta en un reciente estudio europeo en el que ha participado el servicio de Oftalmología del hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares, European COVID-19 Cataract Group (EUROCOVCAT), junto a expertos de otros nueve países (Francia, Reino Unido, Italia, Rusia, Portugal, Polonia, Irlanda, Turquía y Finlandia) para analizar el impacto del Covid-19 sobre la cirugía de cataratas.

Entre los protocolos introducidos en la cirugía de cataratas durante la pandemia están la extrema desinfección de las consultas, desmasificar el número de consultas atendidas, un trato más personalizado y telemedicina, medidas exhaustivas de asepsia preventiva en las exploraciones y la posibilidad de realizar cirugía de cataratas en ambos ojos en un solo acto quirúrgico.

Más allá de los protocolos acentuados durante la pandemia en los quirófanos para esta cirugía, por fortuna, se han desarrollado nuevos fármacos que reducen el riesgo de que el ojo se contamine durante la cirugía de cataratas por la herida abierta en la cornea y aumente el riesgo de la infección más grave, la endoftalmitis.

Ese nuevo tratamiento, señala la doctora María del Carmen García Sáenz, adjunta de Oftalmología del hospital Fundación Alcorcón, lleva con una combinación fija de antibiótico y antiinflamatorio que se aplica sólo durante 7 días en lugar de los 14 habituales y reduce notablemente el riesgo de infección, así como la aparición de resistencias bacterianas que podrían aumentar un mayor riesgo de ceguera.

Los primeros avisos

Es importante aclarar que la vista cansada o presbicia es la fase inicial de la catarata. A partir de los 40-45 años, como consecuencia del envejecimiento del cristalino, la lente transparente que tenemos dentro del ojo, ésta pierde su capacidad de acomodación o capacidad de enfocar objetos a diferentes distancias, por tanto, pierde flexibilidad y esto conlleva a la pérdida de nitidez de la visión cercana.

Esta enfermedad inicialmente imposibilita tener una visión clara y nítida del ambiente y con el paso del tiempo puede provocar ceguera si no es tratada a tiempo. En la mayoría de los casos se relaciona con el envejecimiento, pero también los niños pueden nacer con esta condición o desarrollarse a consecuencia de traumas oculares, por diabetes, ingesta de corticoides y otras enfermedades.