El temperamento o el carácter afectan directamente a la salud y bienestar | ARCHIVO
(Actualizado

Una investigación internacional dirigida por la Universidad de Granada (UGR) ha demostrado mediante técnicas de inteligencia artificial que la personalidad modifica la expresión de los genes, lo que arroja luz sobre el misterio de cómo interactúan cuerpo y mente.

Claves para identificar a una persona tóxica

Los resultados, que han sido publicados este lunes en la revista ‘Molecular Psychiatry’ (Nature), revelan que ciertas perspectivas de vida promueven "vidas sanas, satisfactorias y largas", mientras que otras conducen a "vidas estresantes, enfermizas y cortas".

El equipo de investigadores, compuesto por especialistas en Genética, Medicina, Psicología y Ciencias de la Computación, utilizó datos del 'Young Finns Study', un extenso estudio realizado en la población general de Finlandia durante cuatro décadas.

Durante este período, recopilaron información relevante sobre la salud, la condición física y el estilo de vida de las personas.

El 58% de los jóvenes españoles aseguran sentirse solos

Además, sometieron a los participantes a exhaustivas evaluaciones de personalidad, abordando tanto su temperamento (hábitos y reactividad emocional) como su carácter (metas y valores conscientes).

Los resultados revelaron que ciertas perspectivas de vida promueven "vidas sanas, satisfactorias y largas", mientras que otras conducen a "vidas estresantes, enfermizas y cortas".

NO REGULADOS, ORGANIZADOS Y CREATIVOS

El estudio ha considerando tres niveles de autoconciencia medidos a través de sus perfiles combinados de temperamento y carácter.

En primer lugar, los “no regulados” son personas dominadas por emociones irracionales y hábitos asociados con sus tradiciones y obediencia a la autoridad.

¿Cómo cuidar nuestro cerebro?

Los “organizados” son individuos autosuficientes que pueden regular sus hábitos de manera intencionada y cooperar con otros en beneficio mutuo.

Por último, los “creativos” son individuos auto trascendentes que integran sus hábitos para vivir en armonía con otros, la naturaleza o el universo, incluso si eso requiere sacrificio personal en ocasiones.

Como resultado, los investigadores han obtenido dos hallazgos clave: por un lado identificaron las redes génicas y su núcleo de control, y por otro, que dicha red es capaz de actuar sobre la expresión genética de la persona, para adaptarse a los desafíos cotidianos.

De una manera práctica, este hallazgo señala el modo en que las personas pueden mejorar la calidad de su salud, su felicidad y su calidad general de vida cotidiana a pesar de los retos y el estrés a los que todos nos enfrentamos.