6 consejos para superar el síndrome postvacacional
Diferentes estudios señalan que entre un 25 y un 30% de los trabajadores van a padecer este síndrome
Redacción
Todo lo bueno llega a su fin, por desgracia. Esto incluye nuestras vacaciones y con ellas, los paseos por la playa que cogimos con tantas ganas, las tardes a la fresca, los viajes, las excursiones a parajes impresionantes o, simplemente, el bendito hecho de no hacer absolutamente nada productivo en todo el santo día.
La realidad nos espera a la vuelta de nuestros días de descanso y de la mano trae la vuelta a las rutinas, los horarios y a un viejo conocido: el síndrome postvacacional.
Se define este síndrome como el conjunto de síntomas que puede padecer un trabajador al reincorporarse a su puesto de trabajo: cansancio generalizado, dolor muscular, alteraciones del sueño y del apetito... Sin olvidarnos de la falta de motivación, tristeza e irritabilidad.
Suele durar de 2 a 3 días a un máximo de 21 días hasta que la persona se vuelve adaptar a su nueva realidad. Cuando el malestar persiste en el tiempo puede generar trastornos de ansiedad y/o depresión.
Pero volver a la realidad no significa que tengamos que sentirnos como Tristeza en ‘Del revés’, aquí van 6 consejos para superar el síndrome postvacacional y afrontar la vuelta a la realidad un poco mejor.
1. Regresar unos días antes al lugar de residencia habitual.
Sabemos que es tentador apurar las vacaciones hasta el último día, pero puede resultar contraproducente: el cambio es mucho más brusco, llegamos cansados del viaje y sin tiempo a recuperarnos ni adaptarnos de nuevo a nuestro entorno habitual. Esto puede lograr que se nos haga mucho más difícil y cuesta arriba regresar a la rutina y el mundo laboral.
2. Normalizar el horario de manera progresiva.
Recuperar todo el sueño perdido durante el año y dormir mucho más es una de las grandes tentaciones (y placeres) de las vacaciones. Eso nadie lo niega, el problema viene cuando regresamos al trabajo y debemos cumplir con los horarios… pero no hemos dado tiempo a nuestro cuerpo a aclimatarse.
Los humanos somos animales de costumbres y llevamos mucho mejor los cambios cuando vienen de forma progresiva, por eso es aconsejable ir normalizando nuestras horas de sueño de forma progresiva. Un cuerpo descansado es muy importante para mantener la energía y cuidar nuestra salud mental.
3. Moderar el consumo de alcohol y cafeína
El alcohol es un depresor del sistema nervioso, por lo que puede agudizar los sentimientos de tristeza y apatía.
Por otro lado, la cafeína, presente principalmente en el café además de en otras bebidas, es un estimulante que puede aumentar la sensación de estrés o ansiedad. Por tanto, es recomendable moderar o incluso evitar su consumo en lo posible.
4. Planificar objetivos realistas
No hay que intentar hacerlo todo a la vez y nada más dejar la maleta en el suelo de casa. Sobrecargarte planificando una gran cantidad de retos y objetivos de golpe únicamente consigue que aumente la sensación de descontrol e incluso podrían llevarte al bloqueo.
Citando a Daniel Diges comienza con “Algo pequeñito” y, sobre todo, alcanzable. Cada tarea realizada vendrá de la mano de su propia dosis de dopamina natural que nos ayudará a combatir el síndrome postvacacional. Ve construyendo desde ahí poco a poco. Recuerda marcar objetivos formulados siempre en positivo.
5. Organiza tu agenda laboral priorizando lo más inmediato.
La organización siempre es clave, y a la vuelta de las vacaciones todavía más que nunca. En caso de no poder finalizar las tareas pendientes lo mejor es anotarlas en una lista para así realizarlas en cuanto te sea posible.
De este modo, evitaremos que nos roben más energía de la necesaria dándole vueltas a la cabeza haciéndonos sentir más agotados.
6. Actividades de ocio y deporte
Organizarte de tal manera que al regresar del trabajo también puedas dedicar una parte de tu tiempo para realizar las actividades de ocio o deporte que más te gustan, te ayudará a desconectar los primeros días de más agobio. Además, la actividad física libera endorfinas, las hormonas que proporcionan sensación de optimismo y bienestar.