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“La historia del cine está llena de grandes romances y aquí conoceremos el idilio entre nuestro protagonista y la tierra que le ha visto nacer. Una historia con unas raíces tan profundas que siempre se mantendrá en pie”.

Así ha presentado Florentino Fernández a Luis Guillén, unas de las protagonistas del programa que Vidas de cine ha grabado en el madrileño municipio de Moralzarzal.

"Mi vida no puede dejar de hacer cosas"

Luis nació en abril de 1945 en Collado Villalba, pero se fue a Moralzarzal con tan solo seis días, una localidad que “me ha dado casi todo lo que tengo”, afirma nuestro protagonista. “He disfrutado mucho en él y sigo haciéndolo”.

Empezó a trabajar muy temprano, con ocho años. Su primer trabajo fue de espantapájaros en una viña. “Llevaba un sombrero de paja, un bote lleno de chinas y un cencerro e iba para arriba y para abajo”.

Más tarde se dedicó al granito. “Nuestro trabajo de labrante era el de coger las piedras que venían de la cantera y darle las formas que nos pedían”. Aquí trabajó hasta el año 75, momento en el que empezó a tener problemas de pulmón: tenía silicosis, una enfermedad respiratoria causada por la inhalación de sílice.

Después tuvo una tienda de alimentación. Tienda a la que solían acudir los niños para “chincharle un poquillo”, reconoce Alberto, un vecino del pueblo. “Pero no se enfadaba mucho. Era como el abuelo de todos”.

Luis reacondicionando una de las fuentes de Moralzarzal | Redacción

“Mi vida no puede dejar de hacer cosas”. Y es que, aun después de jubilado, Luis ha seguido haciendo trabajos sin descanso.

Recuperar los manantiales y las fuentes que había visto de pequeño junto a su abuelo es la gran pasión de Luis: recuperar y mantener el patrimonio para que las generaciones futuras pueden conocerlo y aprender de él. “Eso y enseñar todo lo que sé a todo el mundo, no me lo quiero llevar. Los caminos, las rutas, los arroyos…”.

También va a los colegios a dar charlas, saca a los niños al monte a pasear y organiza rutas para dar a conocer el patrimonio y los lugares destacados del entorno

La entrega y amor de Luis hacia su municipio es total. Gracias a eso, todos los vecinos de Moralzarzal, así como el pueblo en sí, le debe muchísimo a Luis, sobre todo en la conservación del medioambiente y del patrimonio del municipio.

Pero eso no es todo, porque Luis también llegó a salvar la vida de tres personas aun poniendo la suya en peligro. Con unos dieciséis años tuvo a bajar a un pozo a rescatar a tres vecinos del pueblo que estaban allí trabajando y que, por culpa de los gases de un motor, se habían quedado sin conocimiento.