Los cinco teatros más bellos de Madrid

Teatro Calderón
Teatro Calderón |Europa Press

Desde el Teatro Real al Calderón, pasando por teatros míticos como el Español o el Teatro Lara. Todos tienen algo en común, además de haber sido testigos de miles de interpretaciones teatrales. Forman parte de hermosos edificios, los más bellos de Madrid. Edificios con mucha historia y un sello arquitectónico único. Hacemos un repaso por todos ellos. Sin duda, son los teatros más bellos de Madrid.

El máximo exponente de la ópera en nuestro país: El Teatro Real

En plena Plaza de Oriente, y frente al Palacio Real, un precioso edificio de estilo neoclásico (del siglo XIX) se alza monumental y es quizás el teatro más emblemático de Madrid. Sí, se trata del Teatro Real. Su extraña forma de hexágono irregular llama la atención. Un teatro dedicado a la Ópera y el ballet, que fue construido en 1818 (promovido por Fernando VII) y que tuvo que esperar 32 años para ser inaugurado por problemas de fondos.

El teatro Real fue inaugurado en 1850 por Isabel II con la obra 'La favorita', de Donizetti

Estuvo cerrado desde 1925 hasta 1964 por problemas estructurales. Sus arquitectos fueron Antonio López Aguado (artífice de la Puerta de Toledo), Custodio Teodoro (que intervino en la construcción del Museo del Prado) y Francisco Cabezuelo. Este teatro fue declarado Bien de Interés Cultural en 1993.

Por este teatro han pasado las voces más prestigiosas del mundo, y también directos operísticos que ya forman parte de la historia, como Giuseppe Verdi, que acudió en persona al estreno de su obra 'La forza del destino'.

Entre los años 1991 y 1995 fue remodelado para mejorar la calidad sonora de la sala operística.

De Teatro del Príncipe a Teatro Español

También de estilo neoclásico, y situado en la Plaza de Santa Ana con la calle del Príncipe, este edificio creado por el arquitecto Román Guerrero es otra de las 'insignias' de los teatros madrileños. De hecho, es uno de los teatros más antiguos del mundo. Y su historia no ha estado exenta de obstáculos y continuas reformas.

En realidad en este lugar existe teatro desde el siglo XVI. Felipe II autorizó que el terreno se usara para representaciones de comedias. Se le conocía como 'Corral del Príncipe'.

El Teatro Español existe en realidad desde el siglo XVI, aunque el edificio que hoy conocemos es del siglo XIX

En 1735 se levantó un nuevo edificio sobre el existente. El arquitecto encargado de esa obra fue Juan Bautista Sachetti, con el famoso Ventura Rodríguez. Este último tuvo que reconstruirlo más adelante por culpa de un incendio que destruyó el edificio en 1802. De 'Corral del Príncipe', pasó a llamarse 'Coliseo del Príncipe'. Y más adelante, en 1849, cambió el nombre a 'Teatro Español'.

Pero más adelante fue calificado como 'edificio en ruinas' y hubo que reconstruirlo. El encargado de esta remodelación fue el arquitecto Román Guerrero, que además se quedó con la gestión del teatro. Su hija, María Guerrero, protagonizó muchas de las grandes obras representadas en el nuevo teatro. Entre ellas, las obras maestras de Galdós o las de Jacinto Benavente.

La última reforma de este teatro fue en 1925, por obra del arquitecto Pablo Aranda.

Pequeño, pero con mucha historia

El teatro Lara, situado en la Corredera baja de San Pablo, 15, fue construido a finales del siglo XIX por el arquitecto Carlos Velasco Peinado. Se inauguró un 3 de septiembre de 1880, y lleva este nombre por su mentor, el empresario que decidió añadir un teatro al edificio que mandó construir en pleno barrio de Malasaña. Su nombre: Cándido Lara.

Lo que más llama la atención de este pequeño teatro (solo tiene capacidad para 464 personas) es su estética 'parisina'. Fachada clásica, cuatro plantas, cuatro arcos y claraboyas en el techo. Se trajeron farolas de París y se dejó hueco en la fachada para los carteles de las obras. Se reservó un 'palco real' que usaron tanto Alfonso XII como Alfonso XIII y que aún se conserva.

El teatro Lara permaneció cerrado desde 1985 a 1994

Y una anécdota: al ser un lugar pequeño (con solo tres vestíbulos) pero 'coqueto' (era el teatro 'elitista' de la época al contar siempre con actores y obras muy costosas), se le empezó a llamar 'la bombonera de Cándido'.

De los edificios más bellos del centro de Madrid

No es el más antiguo, pero sí uno de los más bellos y quizás el más espectacular. El teatro Calderón fue construido en 1915 por el arquitecto Eduardo Sánchez en la calle Atocha 18, justo junto a la Plaza de Jacinto Benavente. Un arquitecto, por cierto, que se especializó en teatros. Suyas son también las obras del teatro Alcázar y el Infanta Beatriz. Aunque muchos le recuerdan sobre todo por una de sus grandes obras: El Casino Militar de Madrid, situado en plena Gran Vía.

El teatro Calderón, de estilo modernista, destaca sobre todo por su gran torreón y hermosas cariátides que embellecen la fachada principal.

El teatro Calderón llegó a ser sede de la Orquesta Sinfónica de Madrid

Con preciosas vidrieras en el vestíbulo y pinturas en la sala de Demetrio Monteserín, el teatro ha sido siempre centro de las representaciones líricas, desde ópera hasta zarzuelas y hasta algunos musicales. Y llegó a ser sede de la Orquesta Sinfónica de Madrid.

Un buen ejemplo del Art Decó pero transformado: el teatro Pavón

Construido durante los años veinte, el Teatro Pavón (Calle Embajadores, 9), fue un gran exponente del Art Decó. Su arquitecto fue Teodoro de Anasagasti, autor de los antiguos almacenes Madrid-París de la calle Gran Vía (sí, el edificio que ahora ocupa Primark) y la iglesia de San Jorge (a la que se conoce como Capilla británica). También es el arquitecto del teatro Fuencarral, el Real Cinema y el edificio de Gran Vía, 30.

Sin embargo, el edificio fue reformado en 1953 para transformarse en cine y posteriormente vivió una nueva reforma en 1973. Tras perder su aspecto original, finalmente en 2001 una nueva rehabilitación buscó rescatar gran parte de sus dibujos y barandillas.

Fue sede de la Compañía Nacional de Teatro Clásico durante 13 años y finalmente, convertido en el teatro Pavón Kamikaze por un proyecto de cinco años de duración, acaba de cerrar sus puertas por los daños económicos generados por la pandemia del coronavirus.