Vídeo: ARMANDO SOTO | Foto:Telemadrid
(Actualizado

Ghasem Ganjani es el propietario de la fábrica, con sede en Jomein, cerca de la capital, Teherán. Una fábrica convencional que desde siempre confecciona banderas iraníes. Pero desde el pasado 3 de enero, cuando comenzaron los disturbios tras el asesinato a manos de EE.UU del comandante iraní Quasem Soleimani en Bagdad, Ganjani, tipo listo, vio la oportunidad de ampliar el negocio.

Comprobó que la demanda de banderas estadounidenses, israelíes y británicas era grande. Los manifestantes las compraban si podían, o hacían toscas versiones caseras. Y al empresario se le encendió una luz. Empezó a fabricar esas banderas hasta llegar a 2.000 al mes, con el único objetivo de que los manifestantes las compren para quemarlas. Ahora pretende ampliar el 'stock'.

"Los pueblos de EE.UU o Israel saben que nosotros no tenemos ningún problema con ellos. Tenemos un problema con sus dirigentes y sus políticas equivocadas", reflexionó el empresario. Por su parte, Rezaei, gerente de calidad, fue menos prudente. "Quemar sus banderas es lo mínimo que se puede hacer", señaló.

Una imagen singular en un país que sigue considerando a EE.UU como el "gran satán". Ver colgar su bandera, y la de Israel, por todos los rincones de la fábrica. Aunque su destino único sea el fuego.