No pueden permitirse el cierre. Los comerciantes mantendrán la persiana abierta hasta el último minuto.
José Antonio regenta el kiosko de la puerta del Sol y tiene claro lo que va a hacer esta tarde. Bajar el cierre no es una opción para muchos establecimientos. Necesitan facturar, como nos cuenta Ronald, el encargado de esta cervecería. Entre los comerciantes se respira una tensa calma. Incertidumbre. No saben que puede pasar. Pero han decidido no poner en peligro ni sus vidas, ni sus tiendas. A la mínima, cerrarán. Aún son evidentes los destrozos en escaparates y tiendas. Los comerciantes siguen con el miedo en el cuerpo. Todavía no se han recuperado del susto.
Autoconfinamiento
Parece un sábado cualquiera en el Centro. El sol invita al paseo, a las compras o a sacar al perro. Pero esta tarde, a eso de las siete, muchos se van a confinar en sus casas.
Los vecinos temen que se repitan los disturbios del miércoles. La presencia policial se ha incrementado en la zona, e incluso han desaparecido elementos de mobiliario urbano para evitar que se utilicen con otros fines.
Menos violencia y más cordura, es la reflexión de quien tiene que recoger los restos de la batalla. La zona de Callao será el punto neurálgico de la protesta de esta tarde.