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Venecia no será la única ciudad italiana que cobre a los turistas por visitar el casco histórico. El modelo se podría extender a otras regiones como Capri o Portofino, aunque está por ver si el pago de una tasa de 10 euros conseguirá frenar el turismo masivo.

De momento, Venecia ya ha anunciado que cobrará entre 2,5 y 10 euros a aquellos turistas que visiten la ciudad durante solo un día y que no pernocten en ella, una "tarifa de aterrizaje" recogida en la Ley de Presupuestos italiana y que tiene el objetivo de mantener limpia la ciudad y permitir que los venecianos "vivan con mayor decoro", según ha explicado el alcalde de la ciudad, Luigi Brugnaro.

Este impuesto solo gravará sobre turistas que pasen un solo día en la ciudad, ya que los que se alojan en hoteles u otros establecimientos ya contribuyen a través del impuesto turístico.

El pago se realizará junto a la compra de los billetes del transporte que utilice el turista y no podrá superar los 10 euros.

Especialmente dirigido a los cruceristas, Brugnaro ha indicado que el importe que se recaude no irá destinado a "hacer efectivo", sino al pago de las horas extra de los bomberos, policías o servicios de limpieza y a tratar de rebajar los impuestos a los venecianos, con el fin de detener el "éxodo" del centro histórico.

Ahora, el modelo de Venecia se extiende a otras ciudades, como Capri, Portofino o Poliñano. En Bari, entrar en su centro histórico cuesta cinco euros. Un peaje que esperan frene el número de visitas.

Desde Italia recuerdan que muchas de sus ciudades son auténticos museos y es justo - dicen- para por visitarlos. Un dinero señalan que podrá ayudar a conservarlos en el tiempo.

De hecho, Florencia ya multa desde el pasado 4 de septiembre a los turistas que coman en la calle a determinadas hora, con multas que pueden ascender hasta los 500 euros.